Necios a los que no les gusta respetar las reglas. Necios que se enriquecen por esta corrupción
No fuera uno el que está construyendo su casa porque de un minuto a otro te llueven los sellos de clausura. No fuera uno el que está construyendo un cuartito en casa porque cual moscas llegan los de la Delegación, los de las oficinas centrales, los de quién sabe qué fregados organismo a clausurarte. Les respondes que tienes todo en regla y ellos no escuchan, a menos que saques el varo. Les dices que no darás mordida y entonces se van para que aclares todo con quién sabe quién. El viacrucis del que hace bien las cosas comienza porque no quiso pagarles mordida. No importa si es el remozamiento de la fachada de tu casa, no importa si son los ahorros de toda una vida invertidos en la construcción de una casa —con dinero lícito y con el sacrificio que ello significa—, seguro te la van a clausurar porque algo creen que hiciste mal, porque te inventan que te falta un papel para los permisos, las licencias de construcción o la manga del muerto, aunque, claro, todo esto no sea cierto. En la CDMX no importa que tengas los papeles en regla, seguramente saldrás perdiendo.
No me quejo de que los chilangos debamos construir lo que sea, reparar lo que sea, remozar lo que sea, cumpliendo los reglamentos debidos; lo que me encabrona es que grandes empresarios, amigos del poder, de los influyentes, financieros de la corrupción, coyotes del oportunismo inmobiliarios, sí ven cristalizados sus bisnes a cambio de obras mal hechas que no pasaron por la supuesta lupa de las autoridades chilangas.
Todo parece indicar que alguien no cumplió con las reglas de construcción de Artz Pedregal, un lujoso centro comercial ubicado al sur de la CDMX. Dicen que fue un jardín puesto en un volado que no soportó el peso y por eso se vino abajo… ¡a plena luz del sol, en pleno día en que las familias pudieron pasear debajo de lo que hoy son escombros!
Una plaza, Artz, que se cae solita, como Neymar. ¿Por qué a unos sí les exigen lo que piden los reglamentos y hay quienes violan esos reglamentos a cambio de grandes facturaciones de dinero poniendo en riesgo la vida de otros? Entiendo que esa construcción ha sido de lo más accidentada: lo mismo tuvieron un deslave a finales de 2016, que lo que sucedió hace unos días. ¿Quién vigiló la obra? ¿Dónde están las moscas que vuelan para molestar construcciones en regla cuando se les necesita en estas que presentan irregularidades?
Las autoridades se echan la bolita: las delegacionales al gobierno central de Chana, el gobierno central a las de Juana y si no a las de su hermana, como dice el dicho. Dicen que el irresponsable fue el Director Responsable de Obra. (Neym)Artz Pedregal fue diseñado por el Despacho Sordo Madaleno y construido por la constructora Riobóo, ambos se deslindaron de cualquier acto de corrupción.
Cuando Miguel Ángel Mancera, entonces jefe de Gobierno de la ciudad, inauguró Artz Pedregal pronunció esta colección de palabras: “Aquí hemos sido testigos de la modernidad [una “modernidad” que se nos cae a pedazos, según me parece], de procesos rigurosos [¿no habrá querido decir “irrisorios”?] en materia de construcción [con plastilina, parece]. Lo que estableció la CDMX como requisitos para poder llegar a la conclusión [y colisión] de esta obra ha sido estrictamente [¿qué entienden los funcionarios públicos por la palabra “estricto”?, ¿será que con unos lo son y con otros más bien resultan unos barcos?] apegado a ello, a la normatividad [¿“emotividad”?] y a las leyes [que a veces unos respetamos y el resto nunca] de la ciudad [en riesgo siempre]”.
¿Qué otra cosa está construida con las patas o ha sido manipulada por alguien más y nos pone en riesgo a todos los chilangos? ¿Tanto tardan los peritajes en este primer mundo llamado CDMX? ¿Quién los está dilatando? ¿Por qué y para qué? ¿Seguimos la ruta del dinero?