Necios que con violencia buscan terminar con las demandas. Necios que no se rinden, aun con un cuchillo clavado en el riñón
Ni en la jungla hay tal desquicio. Las especies que viven en ese hábitat natural conviven envidiablemente distinto a como lo hacemos en la jungla asfáltica, gris, sucia y cruel de esta ciudad. Aquí nos matamos, nos echamos el coche encima, nos secuestramos, nos descuartizamos. Si en tu camino se cruza un porro, no hay lugar que te mantenga a salvo. Ni siquiera eso que ridículamente llaman tu segunda casa: la escuela. Por lo menos eso ya no es Ciudad Universitaria para algunos estudiantes decepcionados, la ciudad universitaria que refleja a la ciudad perturbada que sobrevive más allá de sus límites.
CU es el reflejo de la Ciudad de México para bien y para mal. Con “mal”, que es lo que más duele, me refiero a feminicidios, asaltos, criminalización de usuarios de drogas, corrupción, incompetencia de servicios de seguridad, malos salarios a los buenos académicos, pocos lugares para muchos estudiantes, abandono y descuido que recae en los hombros de su comunidad siempre vital, siempre optimista, preparada, creativa, sabia, aguerrida, informada y crítica, y que con pocos y limitados recursos hace demasiado por este país. Todo muy padrísimo… Hasta que eres víctima de un porro que te acuchilla el riñón frente a Rectoría. Hasta que te matan. Hasta que eres víctima de la incompetencia de una clase política, dentro y fuera de la universidad, que no ha podido garantizar la vida de su comunidad. Perdón, pero no lo ha hecho. Mientras haya una violación, una herida, un abuso o un acto de corrupción, no podemos reconocer los esfuerzos que claramente han sido insuficientes y mediocres.
El 3 de septiembre, un grupo de porros entró a CU a golpear, morder, acuchillar, apedrear y petardear estudiantes que legítimamente manifestaban un pliego petitorio a beneficio del CCH Azcapotzalco. Cuatro de esos estudiantes quedaron malheridos, uno de ellos a punto de perder el riñón al recibir un cuchillazo mientras protegía con su cuerpo a su compañera que había sido golpeada cobardemente por un grupo de miserables a sueldo.
La descabezada PGR decidió, según autoridades traficalinas, no continuar con la carpeta de investigación debido a que no hubo bienes del Estado vulnerados durante la agresión porril. Ah, caray. ¡Qué ganas de ya no ser estudiante y convertirse en inmobiliario del Estado para que la PGR te defienda! La preocupaduría capitalina también hizo su parte y dejó en libertad a los dos presuntos porros detenidos argumentando que no hubo flagrancia, ni quien presentara denuncia contra ellos. Si no fueron ellos, ¿dónde está la capacidad del Estado mexicano para detener a los delincuentes vestidos de porros? ¿Pueden más los porros que la PGR y la preocupaduría capitalina juntas? Parece que sí.
Mi ciudad es chinampa, es un circo escondido, es justicia que busca… La extraña Rectoría de la UNAM se sintió “extrañada” por dicha circunstancia judicial en ambas procuradurías. ¡Aigoei! ¿Les extraña la impunidad? ¿Quiénes son los poderosos que están detrás de estos porros como para sacarlos de donde estén con un simple chasquido? Y la comunidad extraña a un rector, o rectora, que pueda estar a la altura de esta crisis, de sus demandas, de sus voces y de su carácter. Así llegaremos al 50 aniversario de la matanza y persecución estudiantiles de 1968.
“¡Qué ganas de ya no ser estudiante y convertirse en inmobiliario del Estado para que la PGR te defienda!”