“Clásico de CONCACAF, pero entre gordos”, por @Ruleiro

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“Perdimos el titulo del país con mas gordos del mundo contra México.
La buena noticia es que la mayoría de esos mexicanos pronto estará viviendo de este lado, así que pronto recuperaremos nuestro título ¡Sí!
Ya no vamos a necesitar un muro en la frontera, con unos cuantos escalones los vamos a poder detener.”
Jay Leno, comediante.

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Ni la burla perdonan. Ya no somos UN país de gordos. Ahora somos EL país de gordos. Increíblemente logramos arrebatarle a Estados Unidos ese lamentable título.

Pensé que no lo íbamos a conseguir nunca. Se antojaba como un hazaña imposible para la que todos los mexicanos nos tendríamos que poner de acuerdo, mas allá de nuestras diferencias sociales, culturales y políticas. Ustedes han visto que clase de gordos hay del otro lado, mujeres, hombres y niños gigantescos.Algunos se parecen a la mascota de la llantera Michelin. Otros son casi del tamaño de un vocho. Y sin embargo, con mucho trabajo y empeño, lo logramos.

Superamos al país que en sus establecimientos de comida rápida ha llegado a servir helados cubiertos de caramelo y tocino, y que en sus ferias estatales (esto les juro que yo lo he visto) ofrece a los comensales twinkies capeados y galletas Oreo fritas.

Antes de continuar, debo decir que yo soy uno de los mexicanos que puso su granito de arena para lograr este palmarés, para conseguir estar en la cima de este mundial de la obesidad. No crean que estoy haciéndome guaje.

La afirmación no proviene de alguno opositor del gobierno que busca desprestigiar sus programas de salud. Tampoco lo declaró algún doctor mal informado de esos que luego salen en la televisión dando consejos inútiles. No, son cifras duras que ofrece la ONU: 32.8% de los mexicanos somos obesos, comparado con el 31.8% de los estadounidenses. Y para redondear: el 70% tenemos sobrepeso. Por si fuera poco, uno de cada seis adultos sufre diabetes.

¿A quien se lo debemos? ¿A las refresqueras que lucharon con todo para que sus productos no dejaran de venderse en la escuelas? ¿A la notable accesibilidad de la comida chatarra? ¿A nuestra flojera, que nos conduce directo y sin escalas a los locales de comida rápida que suelen encontrarse unos cuantos pasos de donde estemos, al menos en las zonas conurbadas? ¿A nuestra afición a todo lo frito? ¿A la industria garnachera? ¿A que, como dicen algunos, nos hemos alejado de nuestra alimentación tradicional? ¿A que comemos para lo que nos alcanza? ¿Este aumento en nuestra grasa corporal está directamente relacionado con la desnutrición?

Son muchas preguntas y no se ven soluciones en el horizonte. Claramente todas esas campañas gubernamentales, que parecen más bien persecución a los gordos, no han funcionado.

¿Qué nos queda? Empezar a cuidarnos o esperar que del otro lado le sigan entrando a los platillos de miles de carbohidratos. Ustedes saben la respuesta. Yo por lo pronto ya estoy a dieta.

¡Anímate y Opina!

*Rulo, Raúl David Vázquez, director editorial de La Semana de Frente. Locutor en Reactor 105.

 

 

 

 

(Rulo)