En reportes oficiales del CISEN, la Five Seven es definida como una de las armas empleadas comúnmente por los narcos mexicanos. Se trata de una pistola que usa balas de diámetro pequeño pero con mucha potencia.
En argot se dice que tiene “poder de choque”. El especialista en armas, Adrián Guerra, cuenta que una vez disparó con un rifle 3.08 a una sandia y ésta explotaba, pero una Five Seven hizo que la sandía desapareciera por completo en menos de un segundo.
¿Cómo llegan estas armas a un país como México, donde su venta y posesión están sumamente reguladas por las leyes? Existen mercenarios internacionales que han dado sus servicios en tierras nacionales. Quizá el más famoso de ellos es Monser Al Kassar, un traficante sirio al que se le señala por igual como proveedor de Al Qaeda, Ben Laden; del exdictador chileno, Augusto Pinochet; del ex presidente de Argentina, Carlos Saúl Menem y de los hermanos Arellano Félix. Según informes de la Agencia Antidrogas Estadunidense (DEA), Al Kassar ofreció entregar misiles y armamento a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a cambio de cocaína que sería colocada en México.
Sin embargo, las armas que usan los sicarios al servicio de los cárteles de la droga para hacerle la guerra al gobierno de México, no necesariamente son obtenidas siempre a través de un sofisticado entramado de traficantes o mediante la contratación de los servicios de mercenarios internacionales.
La forma en la que se arman los ejércitos del narcotráfico puede ser incluso mucho más simple: a través de Ferias populares que se celebran con regularidad en la frontera de los Estados Unidos, donde cuernos de chivo, rifles AR- 15 y pistolas Beretta, entre muchas otras armas de alto poder prohibidas en México, son compradas por ciudadanos norteamericanos a los que sólo se les pide una copia de su licencia de conducir como requisito.
De acuerdo con el documento oficial titulado “Tráfico de armas México- USA”, elaborado durante el gobierno del expresidente Felipe Calderón, “la modalidad preferida de los traficantes de armas es comprarlas a ciudadanos americanos o residentes legales a cambio de una cantidad determinada de dinero”. Luego, “las armas se pasan de los Estados Unidos ocultas en vehículos terrestres, en las llantas de refacción, respaldo de asientos, oquedades fabricadas en las carrocerías”. En este informe se asegura que “la introducción se verifica a modo de operación hormiga y no en grandes cantidades a la vez”. Después de comprar el armamento en ferias y tiendas de armas, los traficantes las internan al país a través de 19 cruces de paso formales y de los incontables cruces informales que existen a lo largo de 3 mil 152 kilómetros de frontera común entre México y Estados Unidos. El análisis de los aseguramientos de armas de fuego y municiones, y de la detención de personas “permiten establecer que las organizaciones delictivas identificadas como “Cártel del Golfo” y “Zetas” son las de mayor presencia y activismo delictivo y violento”, se agrega. “A estas organizaciones se les han decomisado armas tipo cohetes antitanque de los tipos M 72 y AT -4, lanza cohetes RPG-7 y lanza granadas MGL calibre 37 milímetros”. De acuerdo con el reporte, “las organizaciones dedicadas al narcotráfico cuentan con miembros que se dedican a adquirir las armas para cubrir las necesidades de su grupo, para lo cual contactan a ciudadanos norteamericanos o residentes legales de ese país, para que mediante una retribución económica adquieran las armas que le solicitan”. El tipo de armas compradas comúnmente son “Colt Sturm Roger, Browning- Remington, Beretta- Winchester, Marlin Firearms, Raven Arms, Smith & Wesson –Jennings Firearms”.
En el Museo del Narco que está en la sede principal de la secretaría de la Defensa Nacional en la Ciudad de México, el arsenal decomisado y exhibido por los militares mexicanos empieza con una Colt 44 que tiene grabado un cristo en las cachas. También está una .45, que, de acuerdo con el especialista en armas que me acompañó en aquella visita, es uno de los calibres más comunes en menesteres. Ésta tiene una fuerza de 8 toneladas y media en el impacto. “He conocido gente a la que le han dado 3 o 4 tiros con una 9 milímetros y siguen disparando. Pero si le das con la 45, cualquiera va directo al piso”, explica Adrián Guerra.
La 38 Súper es otra de las armas que están en el Museo, pero una edición especial de 5 petatillos, la cual es altamente cotizada en México. En la misma vitrina hay una Colt 1911, a la que el especialista observa con ternura y dice: “Mira, una copa de oro, qué bonita”.
Mientras caminamos vigilados por un mando militar, el especialista Adrián Guerra pregunta a nuestro guía si hay una Five Seven en alguna de las vitrinas. El capitán responde con voz pedagógica que una vez decomisadas, esas armas se mandan directamente a los depósitos de material de guerra del Ejército para su destrucción. Existe una ley que permite que solamente armas con características históricas sean usadas para su exhibición en museos y, hasta ahora, ninguna de las Five Seven enemigas que han caído en manos del Ejército son mostradas en el Museo del Narco donde son exhibidas otras decenas de las armas que después de un largo periplo entraron a México y fueron usadas para acabar con tantas vidas antes de acabar en este sitio donde hay un karma de muerte.
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