Dime qué tan productivo eres y te diré cuánto vales. Así se nos mide como personas, como empresas y como países. Pero no se trata de productividad, sino de claridad en tus prioridades
Genaro Mejía
“¡No me hagas perder mi tiempo¡ No te traje aquí para que traigas todos los días tus notitas chafas de relleno. ¡Quiero que me digas cuál es la nota de ocho columnas que traes de tu sección para hoy!”, me gritó aquella tarde de 2006 José Manuel Herrera, quien era entonces el director editorial del periódico El Economista.
Intenté responderle, tartamudee y, al final, salí rojo de vergüenza en medio de los demás editores que estaban en la sala de juntas. Me sentí humillado. Era mi primer trabajo de liderazgo en un medio importante como editor de Valores y Dinero que, al ser la sección principal de todo el diario, exigía entregar la información más destacada para la portada.
Una vez que pasé del sentimiento de derrota, me di cuenta que ese regaño me dio claridad y enfoque: Yo no estaba ahí para ‘rellenar’ una sección de 5 a 7 páginas, sino para trabajar todos los días en construir una nota informativa tan relevante, tan bien investigada y fundamentada que se convirtiera en la noticia principal del periódico.
Aún hoy agradezco ese regaño porque estoy seguro que esa claridad y sobre mis prioridades como periodista profesional se convirtió en una de mis armas secretas en toda mi carrera y me hizo destacar entre muchos otros colegas.
Saber hacia dónde teníamos que ir me dio mayor claridad de dónde poner mis esfuerzos y los del equipo. La claridad y el enfoque fueron siempre piezas fundamentales de mi productividad y de mis resultados.
El escritor y educador Stephen Covey dijo que “la clave no es priorizar lo que está en tu agenda, sino agendar tus prioridades”.
Distractores y prioridades
Si han llegado a leer hasta aquí, ya se que me van a decir que esto de las prioridades suena muy padre, pero ahora cómo le hacemos para establecerlas y que se conviertan en el faro que nos guía, en especial en un mundo donde hay miles de distractores a cada minuto, empezando por nuestro celular, que disminuye nuestra capacidad cognitiva.
Para que sea muy práctico acá les comparto algunos tips sobre cómo priorizar lo que importa en su vida para hacer más, con mejores resultados y en menos tiempo:
- Olvídate para siempre del multitasking. Está comprobado que la multitarea excesiva provoca que a nuestro cerebro le resulte más difícil filtrar detalles sin importancia y establecer conexiones significativas, lo que limita nuestra capacidad de pensar de forma creativa.
- Ponte al centro de las decisiones. Escribe en una hoja en blanco cuáles son las cosas que más te importan en la vida y para las cuales trabajas. Pégala frente a tu lugar de trabajo y, cada vez que vayas a decidir tomar más tareas o un nuevo proyecto, fíjate que no se contraponga contra tu lista de prioridades de vida: tu salud, tu familia, tu pasión, tu propósito.
- Ejercítate en la práctica del NO y deja de cumplir expectativas de los demás. Entre más “nos” digas, rechaces compromisos o te niegues a actividades que no te alimentan tendrás más tiempo para tus proyectos importantes o simplemente para descansar.
- Administra tu energía. Así como agendas y administras tu tiempo, hazlo con tu energía: determina con toda consciencia en dónde, con quiénes y en qué actividades la usas.
- Deja tiempo para no hacer nada. Sólo con tiempo de descanso y ocio puedes recuperar tu energía para hacer todo lo que haces. La mejor manera de alimentar tu creatividad e imaginación es desconectarte de vez en cuando de tu trabajo y dejar a tu mente volar libre.
Al final, igual que tú, no creo en recetas para lograr cosas, sino en prácticas cotidianas, hábitos y rutinas. Porque para descansar y cuidarte también se necesita disciplina. Porque si tú no estás bien nada estará bien. ¡No lo olvides!