Anduve por carreteras del norte de Italia para presentar en algunas ciudades y pueblos la edición italiana de La Guerra de los Zetas. Viaje por la frontera de la necropolítica. Mientras hacía el camino a Roma fueron apareciendo cosas como estas:
Milán: En la segunda ciudad más importante de Italia, donde la mafia de Macao ha hecho que se dispare la industria local de las apuestas, la ciudadana mexicana más importante es la Consul Marisela Morales, quien como subprocuradora y procuradora general del gobierno de Felipe Calderón, fue una de las figuras claves de la anterior y desastrosa estrategia nacional antidrogas, no solo por la Operación Limpieza, que pretendía combatir la corrupción policial interna y acabó siendo un ajuste de cuentas usando a testigos protegidos a modo, sino, y sobre todo, por la omisión sistemática para investigar miles de asesinatos cometidos bajo la llamada Guerra del Narco, así como la responsabilidad de mandos policiacos y militares en masacres ocurridas y atribuidas a la fecha al crimen organizado. Allá en México, funcionarios actuales de la procuraduría calculan que es cuestión de meses para que Morales sea procesada, sin embargo, no por su negligencia criminal, sino por desvíos de recursos de varios millones de pesos. Mientras tanto, los cercanos a la Consul dicen que no le harán nada porque ella acumuló información y videos comprometedores de varios distinguidos miembros de la clase política mexicana. El que ya fue procesado y sentenciado por fraude fiscal, pero debido a su edad trabajará en un asilo de ancianos con alzheimer de las afueras de Milán, es el ex presidente italiano Silvio Berlusconi. En unos días comenzará sus labores en el Centro La Sagrada Familia, ubicado en un pueblo cercano a Milán.
Trento: Al pie de los Alpes, en este pequeño pueblo italiano de aspecto germánico, en donde está el Castillo del Buonconsiglio y pareciera que siempre llueve, llegó la dolorosa sequía de Coahuila, hermosamente retratada por el documentalista Everardo González. Su película, Cuates de Australia fue una de las más aclamadas durante el Festival de Cine local que este año dedicó su selección especial a México. Otro film que también cautivó a los trentinos -y a los no pocos y animados mexicanos radicados aquí- fue La Revolución de los Alcatraces, dirigido por Luciana Kaplan y enfocado en la lucha política de la indígena oaxaqueña Eufrosina Cruz.
Bologna: Mientras Johnny Cash suena en el estéreo del coche, por la carretera circulan varios autobuses, algunos de ellos con posters de Juan Pablo II pegados en las ventanillas laterales, otros con la imagen del Papa fallecido rotulada en la enorme cajuela trasera. Es una caravana de peregrinos polacos que van a Roma para rendir culto a su compatriota recién canonizado como santo en El Vaticano. Pasan de largo por una tierra en la que a nadie se le ocurriría ponerle a su hijo Benito. ¿Por qué? Porque aquí nació el triste inventor del fascismo, Benito Mussolini, quien, según me contó en Trento el periodista de Il Foglio, Mauricio Stefanini, fue llamado Benito, en honor de Benito Juárez, a quien el padre de Mussolini admiraba profundamente por sus ideas laicas y progresistas. Quizá por eso Bologna es tan original que una de sus avenidas principales es la Vía Stalingrado y en la bella Biblioteca Salaborsa hay varios empleados leyendo historias de la frontera de México y Estados Unidos en la edición más reciente de Tex, un comic vaquero, el más antiguo de Italia. O también a esto se debe que de aquí sea uno de los italianos que mejor conoce México: Pino Cacucci, un escritor y traductor que no tiene nada que ver con Mussolini.
Perugia: Durante el viaje en carretera siempre llueve fuerte y sin parar. Tampoco dejan de aparecer de vez en cuando motociclistas a toda velocidad. Son turistas alemanes a los que no les importa pasar sus vacaciones empapados. Con un temple parecido, algunos periodistas como el italiano Lirio Abatte, del Espresso, cuentan en el Festival de Periodismo local las historias de mafia que han hecho en Calabria, la región en la que se concentran los grupos criminales que ahora parecen más fuertes en Italia. Tanto Abatte, como el periodista siciliano Attilio Bolzoni, de La Repubblica -con quien una semana atrás viajé y reporteé por Tamaulipas- son periodistas que van por todo a la hora de contar una historia del narcotráfico, como la directora del Semanario Zeta de Tijuana, Adela Navarro, que acá en Perugia apareció al lado de periodistas iraquíes y rusos amenazados, pero en Killing the Messenger, un documental estrenado en un teatro medieval, atiborrado de periodistas y estudiantes de diversos países que después de las jornadas de trabajo, lo mismo cenaban Gallo asado que Pasta de jabalíe, pizza con salsa de caracol o leche de búfala.
Asissi: Otras caravanas de autobuses aparecen en la carretera, pero estas no son de católicos, sino de miembros de otra religión. Hinchas de la Fiorentina o del Verona, dos de los equipos de la Liga del Calcio, viajan para apoyar a sus equipos y sembrar cierta inquietud en los Auto Grill en los que deciden parar. Sin embargo, en Asissi, el pueblo donde nació San Francisco, es un lugar manso, en el que las tiendas locales de souvenirs han incorporado con éxito económico figurillas de yeso o cerámica del Papa Francisco I, que compiten con las de Francisco de Asís y una que otra del Che Guevara que también anda por ahí.
Roma: Después de todo, Johnny Cash sigue sonando en el estéreo del auto.
(DIEGO ENRIQUE OSORNO / @diegoeosorno)