La Asociación de Cronistas del DF y Zonas Conurbadas A.C. celebra este viernes 11 y el sábado 12 su noveno encuentro en el Museo del Carmen de San Ángel. Dedicarán su tertulia a los héroes y personajes de la historia de México: desde Cuitláhuac hasta Chava Flores, desde Ricardo Flores Magón hasta la historia de cómo un habitante de Iztacalco salvó la vida de Benito Juárez.
Su centro de gravedad es el pasado. (Casi no se interesan, como yo, de dejar un registro del presente). Un folleto del encuentro declara que la asociación lleva “un registro documental, histórico y literario con el único objetivo de dar a conocer nuestra historia en todos sus aspectos y tiempos a quien se interese en ello”.
En conjunto, los miembros de la asociación tienen publicados más de cien libros, sacan adelante una revista llamada Voces Conjuntas y han puesto en la red dos libros digitales: Navegaciones Urbanas y Crónica de los oficios de la ciudad de México. Hay cronistas por temas: transporte, sitios turísticos o arte funerario, y cronistas por delegación. Se reúnen bajo la idea de que esta ciudad es tan grande, que un solo cronista no basta para narrarla.
El otro día, le pedí a Ana María Castro, cronista de Coyoacán, que me explicara esta peculiar figura. “Antes que nada es un apostolado”, me dijo. “Esta asociación se mantiene con sus propios donativos. Nuestra principal labor es salir a cualquier rincón de la ciudad de México a recabar su historia y su riqueza patrimonial”.
Miren por ejemplo al Doctor Agustín Rojas, médico veterinario, presidente de la asociación. Trabajó mucho tiempo fuera de la ciudad, con la gente del campo. Él es de Chimalhuacán, uno de los pueblos con más historia en la región. Su familia, dice, nunca ha salido de allí. Y él conoce perfectamente bien los sitios históricos y de interés. “Pensando en no perder esa historia que se tiene me dio por entrar el grupo de cronistas”.
En Culhuacán hay una biblioteca donde se conservan archivos y libros históricos, que son una de sus principales fuentes de información. “Además de que como originarios, conocemos a mucha gente que nos da los datos”, dijo el Doctor Rojas.
¿Qué se necesita para ser cronista? ¿Amor por el suelo?, le pregunté al Doctor Rojas. “No sólo amor”, dijo, “sino también mucho conocimiento del entorno para que no estemos tratando de decir cosas que no son. Somos un grupo altruista que nos interesa mucho que hechos históricos que no aparecen en la historia oficial se den a conocer por lo menos entre nuestros mismos lugares de origen.”
(GUILLERMO OSORNO)