Necios que no tienen miedo a la justicia. Necios que hacen negocio con otras vidas
El secuestro y asesinato de Norberto Ronquillo nos recuerda el nivel de podredumbre en el que sobrevivimos. La semana pasada le fallamos a la familia Ronquillo y le seguimos fallando a miles más que hoy tienen a sus familiares secuestrados o desaparecidos.
Pero regresemos a la CDMX: si te secuestran a un familiar y decides ir a levantar la denuncia por ese doloso suceso, en el Ministerio Público suelen responderte: “Debe esperar 72 horas, siempre regresan”. Esas horas, en cualquier otro país del mundo, son tiempo vital para reaccionar y recuperar al plagiado. Pero no en México. De hecho, a Norberto lo secuestraron el martes y estiman que esa misma noche lo mataron. No hubo operativo policiaco y judicial que pudiera detener el asesinato.
¿Cuánto vale una vida? Dicen que la familia pagó tres de los cinco millones de pesos que pidieron los secuestradores. Lo pagaron el miércoles en la madrugada, tal como los secuestradores lo exigieron. Aun así, lo mataron. En Ecatepec dicen que secuestran por 1,500 pesos. Por esa cantidad matan. ¿Exactamente cuántos secuestros ocurren en México? No lo sabemos con exactitud. Hay quienes estiman que se realizan hasta cinco veces más de los secuestros que se denuncian. La UNAM (ver: unam.mx/medidas-de-emergencia/secuestros-en-mexico) calcula cinco secuestros al día, así que échele usted lápiz.
La Ciudad de México no supo cuidar la vida de Norberto, un chavo que vino de Chihuahua a estudiar y que fue devorado por el infierno en que se ha convertido esta capital. Insisto: este fue un caso mediatizado, visible entre los tantos que hay. ¿Por qué los secuestradores hacen lo que quieren? ¿Por qué las autoridades no son capaces de prevenir los secuestros? ¿Quiénes son cómplices de los delincuentes y además cobran como funcionarios públicos? ¿Por qué los jueces no imparten justicia, ordenan reparar el daño y cooperan para la no repetición? ¿Qué tan enquistado está el crimen en el poder judicial, en las corporaciones? ¿Por qué nadie puede detener los secuestros? ¿Por qué los chilangos estamos resignados al infierno en vida? ¿Hasta cuándo? ¿Estaremos vivos como para ver que en la CDMX no haya impunidad y sintamos confianza en que los policías y jueces prevendrán secuestros o impartirán ejemplar justicia contra los criminales? ¿Algún día los criminales chilangos le tendrán miedo a la policía y a la justicia?
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