Entre la prisa del día a día y el caos, la respiración es una gran aliada para recuperar la paz en segundos
Por Ana Paula Domínguez
¿Recuerdas aquel famoso anuncio ochentero que nos invitaba a “contar hasta cinco” y respirar calmadamente? Su propósito era simple pero poderoso: prevenir reacciones violentas y ayudarnos a mantener el control y la paciencia en situaciones difíciles. Hoy, más que nunca, vivimos en un mundo sobresaturado y lleno de estímulos donde perder la calma es una realidad frecuente para muchos.
Ahora bien, ¿por qué preocuparnos por la respiración si, al fin y al cabo, lo hacemos todo el tiempo? La respuesta es que hay dos tipos de respiración: la involuntaria, que ocurre automáticamente desde que nacemos hasta que morimos, y la voluntaria, que podemos dirigir conscientemente, y cuando lo hacemos de manera eficiente, nos trae claridad mental, calma y logramos responder en lugar de reaccionar ante las vicisitudes de la vida.
El oxígeno es el alimento más importante de nuestra sangre, que a su vez nutre nuestras células, tejidos, sistema nervioso, órganos y glándulas. Con el paso del tiempo, si no respiramos voluntaria y conscientemente, la respiración involuntaria se vuelve corta y sin ritmo, y por eso para cuando llegamos a la edad adulta sólo utilizamos un 20% de la capacidad de nuestro diafragma, lo que puede desembocar en falta de energía y sentimiento de letargo.
Llenar por completo los pulmones y vaciarlos, puede ser la clave para mantener nuestro cuerpo sano y la respiración rítmica es una de las formas más sencillas y efectivas para recuperar energía y calma cuando más lo necesitamos.
Respiración profunda
La respiración profunda tiene cuatro partes: inhalación, retención (pausa), exhalación y retención sin aire (pausa).
- Inhala con la boca cerrada, permite que el aire entre por la nariz y siente el movimiento del diafragma empujando los órganos abdominales hacía el piso pélvico.
- Pausa: haz una breve pausa antes de exhalar.
- Exhala: deja que el aire salga lentamente por la nariz, sintiendo cómo la cavidad torácica se contrae.
- Repite el proceso contando hasta cinco; al inhalar, realiza una pausa de tres segundos y luego exhala lentamente, retén el aire tres segundos y vuelve a comenzar.
El aire debe fluir suavemente y sin violencia. Puedes practicar esta respiración mientras estás en el tráfico, cada hora y siempre que puedas.
En un mundo tan rápido y agitado, a veces lo más sabio que podemos hacer es detenernos a respirar. Te invito a seguirme en mi cuenta de Instagram @anapau.dominguez para que estemos en contacto.