El siniestro del 20 de abril en el Complejo Petroquímico de Pajaritos, ubicado en Coatzacoalcos, Veracruz, produjo una explosión cuyo impacto se sintió hasta las ciudades vecinas de Agua Dulce, Nanchital y Minatitlán, además de llevar a la muerte a 32 obreros y dejar heridos a otros 170 por lo menos.
Pajaritos, complejo insignia de la otrora poderosa Petróleos Mexicanos (Pemex), es administrado en la actualidad por Petroquímica Mexicana de Vinilo (PMV), una empresa de riesgo compartido de la petrolera paraestatal y la privada Mexichem, que posee 56% de la compañía.
Aún no se esclarece el origen de la falla, pero diversos sectores han cuestionado a la empresa PMV por la falta de mantenimiento, la falla de equipo y la diversidad de empresas contratistas en la zona. El especialista petrolero José Daniel de la Cruz Chung, quien recorrió el lugar después del suceso, alerta que lo sucedido en Pajaritos es apenas un aviso, ya que con el recorte presupuestal a Pemex están en riesgo las instalaciones de otros complejos, refinerías, plataformas y pozos.
PMV es el primer ejemplo de la sociedad de Pemex con un particular, resultado de las reformas energéticas diseñadas por el gobierno de Enrique Peña Nieto. El fracaso de Pajaritos desalentaría a futuros inversionistas y sería un nuevo argumento a favor de los opositores de la privatización de los recursos energéticos del país.
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Otro factor es el sindicato petrolero dirigido por el senador del PRI Carlos Romero Deschamps, cuyos miembros se han declarado en resistencia en contra de PMV desde la creación de ésta hace un par de años y al parecer tampoco han aceptado al nuevo director de Pemex, Juan Antonio González Anaya. El malestar es generalizado hacia el interior del gremio petrolero y, en este contexto, unos días antes de Pajaritos ocurrieron otros dos siniestros en instalaciones de Pemex, uno de ellos en el Complejo Procesador de Gas Cactus, ubicado en Reforma, Chiapas. Como suele suceder, a fin de no afectar su reputación, Pemex se esforzó lo mayor posible para que estos no se dieran a conocer a través de la prensa.
La investigación sobre el origen de la explosión en Pajaritos ya está en marcha y uno de los primeros hallazgos indica que el evento sucedió justo durante el cambio de turno de los trabajadores y que de los 32 muertos y los heridos graves, ninguno era trabajador sindicalizado de Pemex, sino que todos eran empleados de ICA o subcontratistas de ICA, precisamente las compañías ligadas a PMV con las que el sindicato está enfrentado.
Aunque será difícil probarla, la hipótesis del sabotaje ha comenzado a ventilarse.
Lo que está claro por ahora es que el malestar social al que se refería el presidente Peña Nieto es también, y mucho, un malestar petrolero.
Y que los humildes deudos de 32 obreros no sindicalizados merecen saber qué fue lo que sucedió en Pajaritos.