19 de septiembre 2016
Por: Diego Osorno

El punto de quiebre, según Carmen Aristegui

Sigue la entrevista con la periodista Carmen Aristegui sobre la batalla que ha dado tras su despido de MVS Radio.

—Ahora que has tomado una serie de decisiones importantes, como llevar a la justicia internacional tu caso, hablabas de un punto de quiebre, decías que tenemos que llegar a un punto de quiebre. ¿A qué te refieres con eso?

—Los puntos de quiebre que hay en las sociedades que llegan hasta el punto límite de la tolerancia. México ha sido demasiado tolerante, pero en el sentido peyorativo de la palabra, porque la tolerancia es una virtud democrática, pero a veces hay que no ser tolerante cuando se trata de tanto abuso y de tanta impunidad y de tanta circunstancia adversa a la sociedad. México ha llegado a un límite, y creo yo que debemos de pensar como sociedad que hemos llegado a un límite, porque en un país medianamente democrático, razonablemente democrático, las cosas que han ocurrido, secuencialmente en México, absolutamente no podrían ser aceptables por una sociedad; la capacidad inaudita de México de asimilar asuntos tan graves es notable, y es precisamente ante lo que nos tenemos que rebelar, que es ante nosotros mismos, frente a una capacidad de ir acumulando, qué te puedo decir, pagamos cuentas como Ayotzinapa, el gran caso emblemático de jóvenes desaparecidos, las historias de corrupción no investigadas o mal investigadas, la lista puede ser interminable, numéricamente llevamos un periodo demasiado prolongado de asesinatos, torturas, desapariciones, que sería el eje principal de agravio mayor, no único. Pero el agravio mayor es la violencia misma y la desaparición física y desaparición de todo tipo sin que la sociedad mexicana haya logrado ese punto de quiebre.

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—¿Cómo te lo imaginas tú? Con tu imaginación política, ¿es un cambio de presidente? ¿Una CICIG? ¿Una revolución?

—Yo creo que debe darse en diferentes territorios y los acabas de mencionar, no me imagino una revolución porque eso significa violencia y soy probablemente muy ingenua, pero creo que se debe de transitar, debemos apostar por un tránsito civilizado, si bien fuerte, firme de quebrar el sentido de las estructuras actuales. No me estoy imaginando la vía de las armas. Me resisto a creer que una sociedad como la mexicana en estos tiempos de modernidad tengan que recurrir a las armas físicamente hablando, hay otras armas desde luego que son poderosas, la propia comunicación de la sociedad, llámale por el lugar común la primavera árabe que después derivó en cosas que no son muy felices, pero este tipo de procesos eruptivos de una sociedad que llega a un punto de quiebre como le llaman. Punto de quiebre en México significaría que la sociedad tome partido por algo, tome partido por una circunstancia, por una situación que la conduzca a elevar niveles de exigencia a la propia clase política que es la que tiene las herramientas y la responsabilidad y legalmente la obligación de hacer lo necesario para investigar casos de violencia, para combatir la corrupción, para generar procesos positivos para la propia sociedad. Pero sin la sociedad presente, ya se ve claramente que esta estructura política está absolutamente, colapsada, como colapsada está el sistema de justicia, la estructura, la elite política vive un proceso absolutamente de mastodonte, no tiene agilidad, no tiene reacción, no tiene habilidad, no tiene inteligencia, para entender que ahí a lado hay una sociedad que está profundamente enojada con esa clase política.