Pocas veces habíamos visto algo parecido: en casi todos los estados del país, ciudadanos han salido a las calles para protestar por culpa del aumento a la gasolina.
Pero más allá de la legítima protesta, creo que comienza a perfilarse un movimiento civil que ha decidido centrar su demanda en un tema clave: basta de gastos absurdos del gobierno.
Si no tenemos dinero (para subsidiar la gasolina o para otros fines mucho más urgentes e importantes) es porque tenemos una clase política acostumbrada al dispendio.
Y esto debe terminar.
Ciudadanos sin partido y organizaciones de la sociedad civil deberían (deberíamos) centrar la agenda de las próximas semanas en este tema y revisar esos gastos absurdos para —así como ocurrió en la ley anticorrupción— obligar a gobierno y partidos a repensar el gasto público. Es hora de salir a buscar el respaldo de la gente.
Lo fácil, por supuesto, es demandarle a los partidos que reciban menos dinero de sus prerrogativas. Pero no puede quedarse ahí el debate.
Tampoco nos podemos quedar en pedir que se acaben los bonos navideños, que sin duda son un privilegio inaceptable, pero cuyo monto total es pequeño comparado con otros gastos.
Este movimiento ciudadano serviría también para evitar la tentación de alentar protestas que se quedan en “hay que desaparecer a los partidos, porque gastan mucho”, porque el costo democrático sería mayor.
Los economistas tienen la palabra para revisar el presupuesto y encontrar estos gastos, que no impliquen paralizar al gobierno, terminar con programas sociales o eliminar prestaciones de los trabajadores. Y a las organizaciones de la sociedad civil buscar el respaldo de la gente.
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Es claro que hay reformas mucho más profundas que deben exigirse: presupuesto base cero, eliminación de programas ineficientes, transparencia en todo el gasto público, freno a la corrupción… Por eso veo esto sólo como un primer paso, una agenda mínima, entendible para todos. Seleccionemos 10 casos, por ejemplo.
A mí, por lo pronto, me queda claro que debemos pedirle a los partidos que reduzcan sus prerrogativas, que ascienden a más de 8 mil millones de pesos al año.
Pero, ¿a poco el Congreso no puede bajar 20% sus gastos? Nos ahorraríamos unos dos mil millones de pesos.
¿No podemos bajar otro tanto del gasto de la Presidencia de la República, que cada año cuesta casi dos mil millones de pesos?
Cada año se gastan unos 15 mil millones de pesos en Comunicación Social.
Y hay muchos más.
Creo que es el momento. El gasolinazo es el pretexto y no podemos conformarnos con los recortes que el mismo gobierno anuncia o que nos chantajeen diciendo que la única opción es dejar de apoyar a los más pobres.
Pero esto sólo puede venir de la sociedad civil. Les (nos) toca jugar.