“El verdadero amor no es otra cosa que el deseo inevitable
de ayudar al otro para que sea quien es.”- Jorge Bucay
Siempre a la misma hora se despierta —sin necesidad de alarmas ni relojes— y se alista para ir al trabajo. Otros, de estar en su lugar, ya se habrían dado por vencidos pero él jamás se rinde. Gracias a su mamá, desde pequeño aprendió que su discapacidad física no es razón suficiente para limitar sus sueños y anhelos. “Retos, todos tenemos a diario”, le decía.
Así que por eso, trabaja desde muy temprano como auxiliar en una oficina para ahorrar lo suficiente y un día poder obtener una licenciatura. Contador, eso es lo quiere ser. “Información, eso es la contabilidad, para poder tomar decisiones sobre cualquier negocio”, le platica con entusiasmo a quien le pregunte por su decisión académica.
Antes de llegar al trabajo, tiene que sufrir una travesía terrible. Su silla de ruedas debe sortear baches, banquetas desiguales y rotas y sin rampas —o peor aún, banquetas con rampas improvisadas dignas de acrobacias mortales— cruzar avenidas donde los conductores no se detienen y entrar en una de tantas estaciones del metro que no tienen ninguna adaptación para gente como él.
Pide entonces a los que pasan a su lado —y esto es todos los días— que por favor lo carguen en brazos y lo ayuden a bajar las escaleras. Obstinado. Resistente. Sin duda es admirable.
Esta vez, sólo tuvo que esperar diez minutos para que lo ayudaran a bajar hasta el andén, por lo que llegará temprano al trabajo. “Realmente, le calculo media hora a este trámite”, me dice sonriente y aliviado. Y yo no puedo dejar de pensar que debiera ser obligación del gobierno, proveer de infraestructura en todas sus instalaciones para que personas discapacitadas puedan ser independientes.
Es más, por decreto se debiera obligar a cualquier entidad, privada o pública, a brindar facilidades para que la gente discapacitada pueda tener al menos, libertad de movimiento y seguridad física.
Se necesita crear conciencia y la ciudad de México, bien podría convertirse en punta de lanza: transformarse en la primer ciudad del país que esté 100% preparada para dotar de independencia a sus ciudadanos discapacitados.
Trate usted, jefe de gobierno (o usted lector, lectora), de pasar un día entero, con todas sus actividades, en una silla de ruedas. A ver que tal les va. Resultaría ciertamente benéfico para su imagen, la de la ciudad y sin duda, para todos los ciudadanos.
Para concluir, les platico el caso de Manuel Keneth Lau:
En octubre del año pasado, lo asaltaron a él y su mamá en el sur ciudad cuando querían comprar un café. Los delincuentes mataron a su madre y a Keneth le dieron 3 disparos. Sobrevivió de milagro, pero quedó parapléjico.
Hoy, Keneth quiere seguir adelante con su carrera en Ingeniería en Telecomunicaciones y Sistemas Electrónicos, y quiere, ser lo más independiente posible.
Si gusta usted apoyarlo económicamente para comprarse una silla de ruedas especial, puede hacerlo con un donativo en la página www.gofundme.com/8ym05g (ocho y m cero 5 g)
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(J. S. ZOLLIKER / @zolliker)