La caricatura política ha jugado el papel de vigilante del poder en México desde el siglo XIX, como muestra La historia de un país en caricatura. Caricatura mexicana de combate, compilado por Rafael Barajas, mejor conocido como el Fisgón. Como el subtítulo del libro sugiere, este ha sido un medio de resistencia y de combate contra los oprobios del poder.
La tradición mexicana llega inmejorablemente representada hasta nuestros días con exponentes como Magú, el mismo Fisgón, Helguera o el Monero Hernández, entre muchos otros. Este gremio cuenta con verdaderos genios —como los antes mencionados— y con otros como Rogelio Naranjo, Helio Flores, el mismo José Guadalupe Posada o Abel Quezada, quienes han llevado la caricatura política a verdaderas obras de arte.
Esta estirpe de artistas que mantienen una pugna permanente contra el poder tienen grandes exponentes en distintas partes del mundo, como por ejemplo, el Roto, en España, o Peter Kuper en los Estados Unidos. Desde sus respectivas trincheras, ambos han mantenido una estricta vigilancia sobre los procesos de descomposición políticos y sociales. Han dedicado buena parte de su trabajo a denunciar la corrupción, los pactos oligarcas, el desastre ecológico planetario, la discriminación, el racismo y el abuso en prácticamente todas sus facetas. Y lo han hecho con una de las armas más poderosas con las que puede contar un movimiento de oposición: el humor.
Además de su tarea como caricaturista político, en donde Kuper ha destacado no sólo como dibujante, sino como editor de la publicación de culto World War 3 Illustrated, el artista neoyorquino es uno de los mejores novelistas gráficos que hay en el mundo.
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Su novela gráfica muda El sistema es considerada una de las obras cumbre del género. Además, sus adaptaciones de La metamorfosis y de varios relatos de Franz KaFka al cómic han sido traducidos a más de veinte idiomas.
Recientemente, el dibujante de la tira “Spy vs Spy” recibió el máximo galardón al que puede aspirar un novelista gráfico en todo el mundo: el premio Eisner. Kuper obtuvo el reconocimiento por la publicación de Ruinas (que por cierto tuvo primero una edición en español que en inglés): una historia semi autobiográfica que cuenta la historia de una pareja de neoyorquinos que decide ir a pasar un año sabático a Oaxaca el año de la famosa represión de Ulises Ruiz y la Policía Federal al plantón de maestros en la capital de aquel estado en el 2006. La novela gráfica despliega de manera majestuosa toda la belleza no sólo de Oaxaca sino de las ruinas de Monte Albán e incluso de los santuarios de mariposas monarcas. Además nos sumerge en el vórtice de un matrimonio que se desmorona ante la mirada desesperada de los protagonistas que deben elegir entre continuar juntos una senda obligada, o seguir solos el camino que su intuición les depara.
Actualmente Kuper enseña en la Universidad de Harvard un curso sobre narrativa gráfica, asunto que demuestra lo mucho que su obra ha contribuido a quitarle el estigma de género minoritario a la narrativa de este corte que, en sus máximos exponentes, combina lo más potente de la literatura con lo mejor de las artes visuales para crear un medio sublime, sugerente y explosivo que encuentra resonancia en lectores de todas las edades.
La obra de Kuper es un estandarte que nos acerca a la belleza pero también a algunos de los problemas más acuciantes de nuestro tiempo. Está ahí para que, como reza el título de su autobiografía No te olvides de recordar, tengamos siempre en mente que vivimos en un mundo enfermo y que nosotros somos parte de él.