“El campo de guerra de EU”, por @DiegoEOsorno

No es la primera vez que se denuncia la participación de militares de Estados Unidos en las operaciones de la Marina Armada de México. Durante el Operativo Cuerno III, mediante el cual se asesinó a Arturo Beltrán Leyva, algunos de los reporteros de Cuernavaca, Morelos, registraron que algunos estadounidenses vestidos con uniforme mexicano habían participado en las acciones. Esta misma denuncia ha circulado en Tamaulipas, aunque con poco éxito, debido a la afonía que se padece en el noreste del país.

 Sin embargo, por primera vez,  un diario influyente a nivel internacional documenta esta grave anomalía constitucional para México, confirmada de acuerdo con la investigación de The Wall Street Journal, en el operativo de captura de Joaquín Guzmán Loera, en Sinaloa, donde un militar estadounidense incluso habría sido herido y llevado después a Texas para ser atendido.

Para adentrarnos en los intereses concretos de Estados Unidos en participar en la antes llamada guerra del narco en México, hay un ensayo fundamental del periodista y escritor Sergio González Rodríguez, donde a partir del concepto de Campo de guerra (que da título al libro publicado por Editorial Anagrama), se explica la forma en que un conflicto internacional va interiorizándose en las fronteras, litorales o tierra adentro de un país, reflejando un rechazo a las normas y las instituciones. El modelo aplica para muchas regiones del mundo, pero González Rodríguez hace un estudio del caso de Estados Unidos y México.

El periodista aborda una serie de datos fundamentales para entender el proceso mediante el cual se llegó al alto nivel de injerencia estadounidense en México. Se consigna, por ejemplo, algo escandaloso y poco conocido: que en 2002, el gobierno vecino, de acuerdo a su estrategia de seguridad nacional, dejó de reconocer el principio de soberanía absoluta de los demás países. También desmenuza el contexto en el que surge la Iniciativa Mérida, firmada por los gobiernos de Felipe Calderón y George W. Bush, la cual permitió que el gobierno estadounidense asumiera tareas de inteligencia operativa en México por encima del Ejército y la Marina, todo esto, bajo los intereses de la seguridad nacional de Estados Unidos. Así ha sido como las agencias americana e algunos casos han manipulado a narcotraficantes mexicanos para favorecer a sus intereses geopolíticos; en cierta forma, plantea González Rodríguez, el surgimiento del paramilitarismo podría considerarse una derivación informal de la Iniciativa Mérida.

“La meta es acrecentar la inestabilidad en México -se explica en Campo de guerra-, para imponer el Estado “fuerte” y la misión de que México actúe como gendarme de la región al sur de Estados Unidos, Centroamérica y el Caribe. El país del norte requiere que México provea la mano de obra más barata del mundo para su industria maquinadora: la mayoría de las exportaciones son para el mercado estadounidense y millones de mexicanos trabajan allá. El caos, el desastre educativo y la imposición de la barbarie (armas, droga, violencia, explotación masiva) terminan por ser redituables dentro de la geometría asimétrica de México con sus vecinos del norte. La ilegalidad es un gran negocio global. Estados Unidos lo patrocina con la máquina de guerra como plataforma económica: la urdimbre turbia”.

Libros como Campo de guerra desbaratan la narrativa predominante sobre la guerra del narco y nos ayudan a quitarnos la venda. Porque la violencia en México no puede ser observada solamente como un fenómeno criminológico. Casos como la masacre de Allende, Coahuila, o el de San Fernando, Tamaulipas, o el de los estudiantes asesinados del Tec de Monterrey, están enmarcados en tensiones políticas y geopolíticas, aunque sean presentados como resultado de la lucha entre el gobierno y el crimen organizado. En este sentido, la masacre de Iguala y la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa son un caso paradigmático, porque han logrado romper el enfoque criminológico prevaleciente en la mayoría de los casos en México.

En este otoño del 2014, a través de Ayotzinapa, el país y el mundo se están asomando al abismo mexicano, donde irán apareciendo los factores políticos y geopolíticos causantes también de la barbarie de esta época que ha vivido México a partir del año 2006.

Mientras tanto, González Rodríguez considera que “el horizonte para México indica la normalización de la violencia comunitaria, el fortalecimiento del Estado represivo y la implantación de la máquina de guerra como resultado del estatus de ser traspatio de EU. En otros países, el fortalecimiento militar y policial generalizado refórmula también a las sociedades. Ya se sabe: en situaciones bélicas, la primera víctima es la verdad”.

(DIEGO ENRIQUE OSORNO / www.diegoeosorno.com)