Soy el principio y el fin, pero todos me dicen Crimen. ¿O a poco pensaste que nunca iba a venir por ti? No te culpo, la mayoría cree que la muerte nomás pasa allá. No entiende que ocurre aquí y ahora. Me tardé en llegar contigo porque mato y desaparezco gente las 24 horas. No me doy abasto. Estoy en la calle, en el desierto y en la montaña, pero también estoy en el Congreso, en el gobierno y en la justicia. No hay escapatoria. Así que puedes seguir gritando, nadie vendrá a salvarte. A la gente como tú nada le importa. Cierra los ojos, se hace el sordo y se cose la boca. A eso le debo mi triunfo. No me culpes solo a mí. Que te conviertas en otra fosa o en un número que a nadie le va a interesar, es también responsabilidad de ustedes. No protestan. No se unen. No ven por el prójimo. Y yo hago y deshago. ¿Tienes hijos? ¡Huy!, pues qué país que les estás heredando. Has de pensar que vine a soltarte un sermón. Y no. Vine a matarte, solo que antes acostumbro a reflexionar. Empecé haciéndolo cuando un día, a plena luz, le disparé a un grupo de personas y nadie dijo nada. Luego desaparecí gente, abrí fosas, grabé descuartizamientos para yutub, asesiné pueblos enteros y mi nombre ni siquiera salió en los periódicos. Y si salió, debió pasar desapercibo. Porque eso también tienen ustedes: ya no creen en los periodistas porque muchos de ellos, los que generan eso que llaman opinión pública, son igual de ladrones que yo. ¿Y sabes qué significa eso? Que la sociedad está sola, como perdida en altamar. Si exigieran una mejor prensa, otra cosa sería, pero ese ya no es mi problema. Yo debo seguir matando al por mayor, mientras ustedes se encierran en sus casas. Creo que voy a ponerte cinta en la puta boca porque no me dejas hablar. Te decía: el miedo y la apatía son mi combustible. Sin ellos yo no estaría aquí contigo. Pero votan por mi. Y yo, con el poder que me han otorgado el pueblo y las balas, secuestro, extorsiono, robo y asesino. ¿Ya ves como no nomás es mi culpa? Ahorita tendrían que hacer valer el encabronamiento que muchos traen por lo de los 43 normalistas que ya llevan más de un mes desaparecidos. ¿Y qué hacen? Marchas, paros nacionales y ya. Si yo estuviera de su lado, buscaría una manera de zangolotear a los universitarios y a los trabajadores. Los primeros son los pensantes. Los segundos son los que hacen las revoluciones. No estoy diciendo que el pueblo tome las armas, estoy diciendo que algo tendrían que hacer con este punto de quiebre. Para mi fortuna, no lo han hecho con las matanzas que han pasado los últimos veinte años. Así que puedo volver a la sierra para la cosecha de amapola, sin que alguien me moleste. De verdad que no entiendo su aguante. ¿Qué dices? ¿Te estorba la cinta en los ojos? Ni te quejes, la indolencia ya debió acostumbrarte a la oscuridad.
(Alejandro Almazán / @alexxalmazan)