Presume ser un hombre muy cercano al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Se dice “amigo” del jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera y a quien esté dispuesto, le enseña cómo se “pinea” a través de su blackberry con él. Cuenta, a quien quiera escucharlo, que tiene una “gran amistad” con el jefe de la Oficina de la Presidencia, Aurelio Nuño. Alardea sus salidas de “antro” con el senador del Partido Verde, Jorge Emilio González. Y, por si fuera poco, asegura que el presidente Enrique Peña Nieto ya le dijo que será “su candidato al gobierno de la Ciudad de México”. Pero eso sí, dice ya estar alejado del manto protector de René Bejarano, que lo cobijara en sus inicios políticos.
¿Quién sería este poderoso personaje, que lo mismo tiene que ver con el presidente, que con el secretario de Gobernación, el jefe de gobierno y hasta el “señor de las ligas”? Se llama Adrián Rubalcava, es el jefe delegacional en Cuajimalpa y dicen, sus cercanos, que le gusta pasar como influyente.
En 2001, trabajó en la administración panista de la delegación Alvaro Obregón como asesor de la Dirección Jurídica y Coordinador de Clausuras, cuando el jefe delegacional era Eduardo Zuno Chavira, quien pasó algunos años en prisión tras ser detenido en un avión propiedad de Carlos Ahumada con 720 cartuchos útiles de varios calibres, más de mil 200 ojivas ocultos en contenedores, tres pistolas calibre 45 y una 9 milímetros, además de un rifle y un cañón para rifle.
De ahí brincó al PRD. Trabajó en la administración de Leticia Robles, en Alvaro Obregón, y después en Cuajimalpa, donde buscó ser jefe delegacional. Perdió la elección en 2009 frente al panista Carlos Orvañanos y, mientras, se refugió en la Secretaría de Desarrollo Económico del DF con Laura Velázquez, una de las políticas más cercanas a René Bejarano. En 2012, de nuevo se lanzó en busca de la delegación Cuajimalpa, pero en el sol azteca le cerraron la puerta, así que fue candidato y obtuvo la victoria por el PRI-Verde.
Rubalcava es acusado, por quienes lo hicieron candidato y lo llevaron al triunfo, de ambicioso y hasta traidor. Los principales liderazgos en la Ciudad, del Verde, Jesús Sesma, y del PRI, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, no pueden verlo ni en pintura. “No cumple, no tiene palabra”, dicen.
Sobre sus poderosas amistades, en el círculo cercano del jefe delegacional en Cuajimalpa, aseguran que se trata de una estrategia del ex perredista para “inflarse”. “A Osorio Chong sí lo conoce, pero el secretario ya no lo atiende personalmente”, cuentan. “Con Aurelio Nuño no hay relación, con trabajos se saludan si se ven”, dicen. Y sobre la anécdota que Rubalcava cuenta, con el presidente, de plano “se trata de un invento” del propio delegado.
Lo que no es invento es la relación que Rubalcava mantiene con René Bejarano, a quien, según el propio profesor, le sigue diciendo “jefe” y pidiéndole favores. Es sabido que el hoy delegado en Cuajimalpa, creció a la sombra del “señor de las ligas”, y desde muy joven tiene un estrecho vínculo con él y otros jefes delegacionales afines a esa corriente, como Leticia Quezada, de Magdalena Contreras y Alejandro Fernández, de Cuauhtémoc, quienes fungen como “enlaces” entre Bejarano y Rubalcava. El jefe delegacional en Cuajimalpa sigue formando parte del ajedrez bejaranista, tanto, que en las juntas quincenales que la cúpula de Izquierda Democrática Nacional tiene a puerta cerrada, Rubalcava es considerado una pieza en el tablero.
El que no haya cortado vínculos con su pasado perredista, pero sobre todo, el que haya “usado” al PRI capitalino sin mayor interés que el propio, tiene molestos a Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, presidente del tricolor capitalino, y Tonatiuh González, ex coordinador priista en la ALDF. Y es que Rubalcava no solo les quitó el módulo que el PRI DF había dispuesto para recorridos por Cuajimalpa, sino que les ha exigido –en lo que sería una violación a la ley electoral- convertirse en secretario de Afiliación del tricolor en la Ciudad, para así controlar el padrón y hacerse del control del partido en el Distrito Federal. Todo frente a sospechas de malos manejos al interior del gobierno delegacional.
El enfrentamiento ha escalado a tal grado, que Rubalcava ya no asiste a eventos del partido que lo postuló y opera para quitarle la dirección del partido a Gutiérrez de la Torre. Ahora, se le ve muy junto al delegado del CEN del PRI en la capital, Manuel Andrade. El jefe delegacional repite que “ya habló con Peña Nieto”, y que él será el próximo coordinador del PRI en la Asamblea y después el candidato a jefe de gobierno. En respuesta, desde la dirigencia del PRI, ya alistan al diputado en la ALDF, Jaime Ochoa, quien será nombrado presidente del tricolor en Cuajimalpa.
Después de trabajar en administraciones del PAN, de ser perredista y ahora haber sido postulado por el PRI-Verde, a Rubalcava no le quedan muchas opciones. Y desde el PRI capitalino juran y perjuran que su maltrato tendrá consecuencias: su “influencia” no le alcanzará, siquiera, para llevar mano en el nombramiento del candidato a sucederlo en Cuajimalpa. Por lo pronto, el enfrentamiento en el PRI DF es real. Y es de pronóstico reservado. Al tiempo.
(MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN / @mlopezsanmartin)