A veces somos un poco rehenes de los taxistas. Una vez que abordas, y si #taxista quiere hablar, nada te libra (ni el celular).
En esas inevitables conversaciones, y con ciertos taxistas, el odio aflora sin pudor cuando ciclistas o peatones tienen la “osadía” de cruzarse en su camino. “No ven que uno está chambeando”, me han dicho varios. Como si “chambear” fuera justificante al salvajismo y yo hubiera llegado flotando hasta su unidá.
Y como creemos que esto es una selva y que si no “echas lámina” no sobrevives, quien no tenga coraza metálica, pierde: ser caminante ya parece actividad de alto riesgo.
Las bicicletas al menos han ganado terreno. Según cifras publicadas en El País, su uso ha crecido 300% desde 2013. Es bonito verlas rodar (porque #yoconfieso que el pedaleo no es lo mío), pero NO está padre que los ciclistas no respeten ni el sentido de las vialidades, ni las luces de los semáforos ni a los que usamos dos pies para movernos.
Según nuestra muy bella Ley de Movilidad, considerada ejemplar por el Banco Interamericano de Desarrollo en América Latina, el peatón es primero, luego el ciclista, después el usuario de transporte público de pasajeros, en cuarta prioridad el prestador de transporte público (#léase taxista y similares), despuesito el prestador de servicio de transporte de carga y distribución de mercancías. Al final (SÍ, AL FINAL) los usuarios de autos y motos.
“La educación vial es un proceso largo y que debe ser continuo. En el DF se ha avanzado mucho, pero no hay que olvidar que 50% de la responsabilidad es del Gobierno, y el otro 50% es del ciudadano que debe conocer su reglamento”, dijo Tanya Müller al diario español.
¿Y cómo le hacemos para que #taxista y similares lo conozcan? Porque estamos a nada de que entre en vigor y, en mi microcosmos al menos, ni uno sabe de la nueva “prioridad en la utilización del espacio vial”.
Hay 140 mil taxis “legales”, sume Uber, Cabify, piratas, similares y patitos que, según algunas estimaciones, añaden otros 50 ó 60 mil autos; ¿quién o cómo les van a avisar? Las campañas que he visto destacan las sanciones, no las prioridades.
Ayer se formó Coalición Visión Cero, 18 organizaciones ciudadanas que buscan que en 20 años no haya muertes vinculadas al tránsito; sólo en el DF, ahora, mueren mil cada año.
Temo no les suene a “muchas” muertes, pero se los pongo de otra forma: cuando caminan por la ciudad, por su barrio incluso, ¿cuántas veces se sienten en riesgo de ser atropellados? Yo una o dos veces por semana (mínimo): taxistas, autos particulares y hasta ciclistas que no se detienen ni con luz roja.
Taxistas, camiones o micros que no se orillan a la orilla para que pueda bajar o subir con cierta seguridad.
Individuos que conducen vehículos de dos, cuatro o seis ruedas y dan vuelta con velocidad digna de Vin Diesel y, de paso, insultan al osado que intenta cruzar.
Qué padre que los ciudadanos organizados lancen la campaña El reglamento de Tránsito ya cambió. Ahora nos toca a nosotros, ¿qué tal que los ciudadanos no-organizados empezamos a organizarnos y en serio respetar?
A ver si así los #taxistas (y conductores en general) aprenden que los peatones no somos un “estorbo en su camino” (aunque suene a buena cumbia).