René Bejarano es un hombre meticuloso, ordenado. Cada reunión, cada favor, cada acuerdo del día, queda registrado en una libreta que siempre lo acompaña. Todo lo apunta. Desde hace años tiene la costumbre, casi manía, de hacerlo. El “profesor”, como le llaman sus cercanos, respira política. “Opera todo el día, resuelve, gestiona, arregla”, dice uno de sus más cercanos, cuando habla del líder de Izquierda Democrática Nacional,tribu de la que Bejarano es amo y señor.
Pero ni en ese momento, Bejarano y su grupo atravesaban por una crisis como la que hoy enfrentan.
Traicionado por quienes consideraba sus aliados, el ex secretario particular de Andrés Manuel López Obrador, lucha por la sobrevivencia política. Se siente solo, arrinconado. Ya no tiene el respaldo del tabasqueño, que lo ha dejado en la orfandad política, y tampoco es bien visto por el jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, que ha pintado su raya con IDN y les ha arrebatado posiciones clave en la Ciudad.
De López Obrador, en corto, Bejarano habla con resentimiento. Él y su esposa, Dolores Padierna, tienen claro que el tabasqueño se desligó de ellos. La comunicación entre el ex candidato presidencial y “el señor de las ligas” es nula. Ya no existe. Se acabó cuando Andrés Manuel decidió no invitarlos a participar en el Movimiento de Regeneración Nacional, que encabeza. Y es que IDN buscaba dejar un pie en el PRD, y el otro en Morena. El tabasqueño se negó, y la alianza entre ambos grupos se rompió. Ahora López Obrador no toma, siquiera, la llamada a Bejarano. Por eso en público y en privado, Padierna y Bejarano aseguran que AMLO ya no es su líder y que nada le deben a su figura.
Con Mancera la relación se descompuso recién inició el gobierno del mandatario capitalino. “El señor de las ligas” asegura que tenía un pacto con el jefe de gobierno, y no se cumplió. Bejarano se jacta de haber sido el fiel que inclinó la balanza en la disputa que Mancera y Alejandra Barrales sostuvieron por la candidatura al GDF. En las reuniones de evaluación que la cúpula de IDN sostiene periódicamente, el “profesor” trina contra el jefe de gobierno. Lo tacha de traidor. Y más aún, lo acusa de orquestar una campaña en su contra, para generar la percepción de que el grupo que encabeza está disminuido y en vías de extinción.
Mancera, primero, ganó a Bejarano la coordinación del PRD en la ALDF. El “profesor” buscó por todos los medios imponer a su incondicional, Ariadna Montiel, pero a final de cuentas fue el jefe de gobierno quien salió victorioso, pues logró colocar en la posición a Manuel Granados, su ex coordinador de asesores en la Procuraduría capitalina. Para evitar descontrol en el grupo parlamentario, Mancera habría prometido posiciones en el gabinete a IDN, pero ahí también Bejarano se quedó esperando.
“El señor de las ligas” y su tribu fueron marginados del gabinete local, y se quedaron sin espacios para seguir engrosando el negocio. Después Bejarano perdió la presidencia del PRD DF. Mancera otra vez ganó la partida, y logró colocar a su aspirante, el ex jefe delegacional en Coyoacán, Raúl Flores. El “profesor” tuvo que conformarse con la secretaría general del partido.
Enfrentado con el jefe de gobierno, Bejarano ha perdido posiciones clave y su tribu se ha visto disminuida. Por si fuera poco, delegados que consideraba cercanos, como el de Azcapotzalco, Sergio Palacios, han ido marcando distancia, acercándose cada vez más al equipo de Mancera.
Acorralado, “el señor de las ligas” echó mano de un último recurso: acercarse a Marcelo Ebrard y buscar con él, recuperar parte de los espacios perdidos. La alianza entre el ex jefe de gobierno y Bejarano, se da de cara a la renovación de la dirigencia nacional del PRD. Marcelo y Mancera mantienen un distanciamiento, que no pocos califican como enfrentamiento. Y, de cara a la elección del nuevo dirigente perredista, ambos tienen candidatos distintos. Ebrard apuesta por sí mismo, mientras que el jefe de gobierno –de la mano de “los chuchos”- respalda al todavía secretario del Trabajo capitalino, Carlos Navarrete.
Los enemigos de mi enemigo, son mis amigos, habría dicho Bejarano, quien vio en Marcelo una tabla de salvación para un barco que se hunde. “El señor de las ligas” ha quedado relegado, está marginado. El último año lo ha dejado disminuido. Con Ebrard se juega buena parte de su sobrevivencia. Podríamos estar ante la caída de quien tanto lucró en el negocio de la política. ¿Es el fin de Bejarano?
(MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN)