Hace no muchos años vi en Tampico a un hombre vestido con overol naranja y botas industriales que recorría una colonia popular empujando un diablito en el que cargaba un tanque de acero de su tamaño. Gritaba “¡petróleo, petróleo!” con el mismo tono cautivador de la grabación “¡Lleve sus ricos tamales oaxaqueños!”, que suele irrumpir en las calles del Distrito Federal. Era un vendedor de petróleo para uso doméstico, cuya clientela son principalmente amas de casa que lo usan para incinerar la basura acumulada de la semana o lo aplican sobre cabelleras de niños infestadas de piojos.
Desde los noventa, Víctor Cisneros encarna esta simbiosis ambulante de un hombre-petróleo en Tamaulipas. Justo en esa misma época, Andrés Manuel López Obrador irrumpió en el escenario nacional encabezando la toma de pozos petroleros en Tabasco y saboteando otras operaciones de Pemex en la región. Desde sus inicios como figura relevante de la política mexicana, el petróleo marcó al ex candidato presidencial. Por eso es tan esencialmente dramático y hasta dostoievskiano que unos días antes de la hora final de su principal cruzada, en el momento de la Gran Batalla, su corazón sufriera un ataque que lo dejó fuera de las trincheras de combate.
Lo petrolero y lo político se juntan en la arena pública mexicana desde hace tiempo. Cuando gobernó la Ciudad de México, López Obrador dejó relativamente por un momento la cuestión petrolera y se concentró en ser un urbanita sorprendentemente eficaz. Sin embargo, siempre estuvo marcado por el petróleo. En aquel entonces, un influyente empresario de Monterrey me dijo que el problema que él y otros de sus colegas tenían con López Obrador no tenía nada que ver con su acento tropical ni con su Tsuru ni tampoco con su visión moral o política de las cosas. El problema que ellos veían era su radical y vehemente oposición a privatizar Pemex.
Pero no se trata de un asunto personal de López Obrador, sino de una izquierda electoral petrofílica. No es casualidad que el otro representante del mismo nivel de López Obrador que ha tenido la izquierda institucional desde 1988 a la fecha sea el hijo de Lázaro Cárdenas del Río. La petrofilia de la izquierda, aunque entendible, ha provocado el olvido de otros postulados progresistas importantes. En su administración de la capital del país, el político de Tabasco abandonó trincheras libertarias como la defensa de las minorías sexuales, el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo, entre varias otras más. Fue un gobernante de izquierda solo de la cintura para arriba.
Después de aquellos equivocados pronosticos sobre el fin de López Obrador tras las elecciones presidenciales de 2006 y en 2012, no podemos afirmar que el infortunio personal que lo llevó al hospital y que además coincidió con un gran revés político, represente el ocaso de su trayectoria. Lo que sí se puede considerar es que su programa político, en el cual el petróleo está en el centro, ha sido herido de gravedad.
Por supuesto que es posible recuperarse de heridas graves. Depende del talante de cada quien. Los heridos de gravedad que me ha tocado conocer -heridos no de una forma metafórica, sino físicamente- reaccionan de dos maneras: se retiran a resarcir su cuerpo y reflexionar hacia su interior o, lacerados e impacientes, se lanzan a reivindicar la vida y exprimir su último aliento; los primeros quieren ser sabios, los segundos se ven así mismos como guerreros.
En este caso ya sabemos cuál es el prestigio de López Obrador.
Mientras tanto, en Tampico -según la propaganda oficial- con la contrarreforma energética recién aprobada, Víctor Cisneros podría convertir su diablito y su tanque en una pequeña empresa. Pero de acuerdo con los antecedentes de otras de nuestras privatizaciones, lo más probable es que “El hombre petróleo” quede fuera de la jugada.
BENGALAS
1- Aunque se trata de un material que pretende cuestionar la congruencia de Andrés Manuel López Obrador durante la jornada de protestas que hizo en Tabasco durante los noventa, este video registra los primeros pasos del ex candidato presidencial en su lucha por el petróleo.
2- A ritmo de Jamiroquai, un video del mural hecho en Tampico en honor del Hombre petróleo de Tampico.
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(DIEGO ENRIQUE OSORNO)