Se oye maquiavélico. Lo es. Lo está logrando.
Hace 20 años, Apple estaba en la retaguardia de la escena tecnológica mundial. Sus esfuerzos por competir con IBM y con Microsoft bajo los parámetros naturales los llevaron a una espiral donde llegaron al último sitio de preferencia entre los consumidores de computadoras personales.
Apple se convirtió en un producto de nicho para diseñadores y allegados al diseño editorial. Steve Jobs debió regresar para arreglar eso.
La época dorada de Apple tuvo su tiempo entre el 99 y 2011. De la mano de Jonathan Ive, Jobs creó productos envidiables y deseables. Desde las coloridas computadoras sin unidad de disco hasta el reproductor del tamaño de una mano de naipes. Del iPhone al iPad, Apple creció y escaló del sótano al cenit. De la agonía de la empresa a la agonía de Steve Jobs.
A partir de entonces, la competencia ha estado más estrecha con nuevos personajes. Google y Samsung han apretado para quitarle un pedazo de pastel al ambiente que Apple ha creado a partir de una comunidad fiel a la marca y a las novedades. No es un camino fácil.
Los teléfonos sufren del ataque de sus competidores. El iPhone 6 y el hermano mayor logran un camino estable a partir de su capacidad y rapidez para funciones donde la palabra teléfono ya no tiene cabida. Aún así, Android acecha y pide estar en el tren de la pelea.
El iPad sigue como líder en el mercado de tabletas y se ha olvidado de ir a la competencia contra Kindle o cualquier lector de libros. Obvio: para qué ir a un terreno tan complicado si el mercado de películas y juegos puede ser tuyo.
El Apple Watch se ha convertido, por el momento, en el objeto del deseo de geeks y posers. Una buena publicidad y una estrategia de mercado adecuada han ayudado a ello.
Los dos bastiones donde Apple tendrá nuevos desafíos son el de ordenadores portátiles y la televisión.
Hace dos semanas lanzó su MacBook. Delgada, elegante, rápida y con un diseño de teclado y trackpad novedoso y útil, la MacBook ha logrado interesar a los nuevos consumidores de computadoras, sobre todo por la cualidad de nuevas patentes que se convertirán en la norma de productos de Mac en años por venir.
MacBook intentará recuperar a clientes que veían en un iPad una salida a aparatos ligeros y de fácil manejo para procesar textos o presentaciones. La apuesta está en el aire.
La siguiente es el streaming. La negociación que transformaría el Apple TV en un receptor de señales de televisión se ha alentado por derechos de los generadores de contenido. En cuanto se arregle ese escollo, la industria de la televisión podría tener una nueva revolución.
Y, aún así, falta el último bastión de batalla: los autos.
Todo, en las manos del heredero empresarial de Jobs. Todo, en plan maestro.
( Gonzalo Oliveros)