Las elecciones presidenciales de 2024 en México no solo se juegan en el terreno de las propuestas políticas, sino también en el campo visual
Por Paty Soto
Ya casi es tiempo de ir a votar. Para mi sorpresa, el INE ha estado muy atento a sus redes sociales y ha respondido mis preguntas vía X por mensaje directo. Y para mi otra sorpresa, resulta que no estoy en la lista nominal de votantes en el extranjero y tengo que presentarme el domingo 2 de junio en el consulado de LA. Con la advertencia de que solo 1500 personas en mi situación serán aceptadas. Con esto en mente, y siendo una columna de estilo, quiero analizar el tema de los colores proselitistas.
Los tres candidatos destacan no solo por sus promesas, sino por el uso magistral de los colores en sus campañas. Estos, más allá de representar a sus partidos, envían mensajes potentes a sus seguidores. Así han utilizado el poder de los colores para conectar con los votantes y fortalecer sus candidaturas.
Xóchitl Gálvez, con su coalición PAN-PRI-PRD: Fuerza y Corazón por México, ha utilizado el color rosa de manera prominente en su campaña presidencial, a pesar de que los colores oficiales de su coalición PAN-PRI-PRD son azul, rojo y amarillo. El color rosa ha sido un símbolo clave en su estrategia, especialmente vinculado a la “Marea Rosa”, que ha generado una gran movilización en apoyo a su candidatura. Esta elección de color busca conectar emocionalmente con los votantes y destacar su mensaje de cambio y unidad frente a la administración actual.
El uso del rosa ha generado controversias. Por ejemplo, Guadalupe Taddei, presidenta del INE, pidió que reconsideraran usarlo por su asociación oficial con el INE. Sin embargo, la “Marea Rosa” ha defendido su uso, argumentando que es un símbolo de su lucha por la democracia y la justicia.
Claudia Sheinbaum, de Morena: Sigamos Haciendo Historia, presenta el tinto, rojo y verde. En una de sus campañas, ha mantenido una imagen alineada con los colores tradicionales del partido en el poder, enfatizando la estabilidad y la conexión con los valores del gobierno actual. En sus apariciones públicas y materiales de campaña, estos colores refuerzan su mensaje de continuidad.
Jorge Álvarez Máynez, del Movimiento Ciudadano, es imposible de ignorar con su color naranja, símbolo de energía, creatividad y deseo de cambio. Sin embargo, también ha incorporado otros colores en eventos específicos para generar impacto y conexión con diversos grupos de votantes. Una de sus estrategias más destacadas ha sido el uso del color fosforescente, especialmente en eventos dirigidos a los jóvenes. El naranja, brillante y llamativo, asegura que sus eventos sean fácilmente identificables y memorables, destacándose claramente de los partidos tradicionales.
Pero más allá del espectáculo visual, los colores no solo son herramientas de marketing; afectan nuestras emociones y decisiones. Estos efectos psicológicos son estratégicamente aprovechados para resonar con nuestras expectativas y aspiraciones.
El uso de colores en las campañas políticas en México ha evolucionado. En 2024, vemos una sofisticación en el uso de los colores, integrándolos para comunicar mensajes y diferenciarse en un panorama político saturado.
Y mientras espero en la fila el 2 de junio con otros 1499 votantes, estaré pensando en cómo esos colores que nos rodean han influido en nuestras elecciones y en el futuro de nuestro país.
¡Conectemos! IG @guapologiacom