Fotografía: cortesía. Texto por Ana Paula Domínguez
Desde el 2002 organizamos el Encuentro Nacional de Yoga, un congreso donde practicantes, instructores y aquellos que desean acercarse a esta disciplina, se reúnen para dejarse guiar por maestros altamente calificados.
Antes de planear el programa de este Encuentro (que se realizará en octubre en la Ciudad de México), decidimos hacer una encuesta para saber cuál es el reto más importante que enfrentan. El resultado fue asombroso: más del 40% contestó que su mayor reto era ser consistentes, disciplinados y tener foco y concentración en su vida. Esto de alguna manera nos hace sentido, sobre todo después de una pandemia de encierro y un año de liberación y caos en el que integrar todo lo que hemos vivido se vuelve complejo. Y aunque queramos hacer grandes cambios, en realidad si buscamos que perduren a largo plazo, es una mejor idea empezar con pequeños hábitos para repetir de forma consistente.
Como explica James Clear, el autor del libro Hábitos atómicos: “muchas veces nos convencemos de que un éxito masivo requiere de una acción masiva. Ya sea que quieras perder peso, construir un negocio, escribir un libro… nos ponemos presión para que hagamos una mejora de la que todos hablen. Mientras que, al mejorar un 1% cada día durante un año, terminarás siendo 37 veces mejor”.
Lo que empieza como una pequeña ganancia se acumula para algo mucho más grande ya que nuestros hábitos son el interés compuesto de las mejoras y sus efectos se multiplican entre más los repetimos. Es sólo 2, 5 o 10 años después que el valor de los buenos hábitos y el costo de los malos se vuelven tangibles. Lo que sucede es que en ocasiones hacemos pequeños hábitos, pero como los resultados no llegan rápido caemos fácilmente en rutinas previas y regresamos a donde estábamos, volviendo a repetir el 1% de los errores día tras día y, ¿qué pasa con esto? Pasa que al replicar decisiones pobres, duplicamos pequeños errores, racionalizamos pequeñas excusas y acabamos con resultados tóxicos. La buena noticia es que de la misma forma, un pequeño hábito puede llevar tu vida a un mejor destino.
Recuerda, tenemos lo que repetimos. Cambios que parecen pequeños y sin importancia al principio, se convertirán en resultados notables si estamos decididos a mantenerlos por años. Por ejemplo, tomar un vaso de agua tibia en ayunas todos los días; caminar consciente de tu respiración 5 veces a la semana por media hora o hacer tus proyectos más importantes al inicio del día sin distracción alguna. ¿Cuál eliges? Recuerda que si queremos que nuestra vida mejore, nosotros elegimos y tomamos la responsabilidad de hacer que las cosas pasen. Independientemente de nuestra circunstancia, siempre hay posibilidad de insertar un nuevo hábito.
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