Este año tuve el privilegio de sumarme a las páginas de máspormás. Mi primer artículo -antes de que el país se cansara infinitamente a la par de su procurador- hablaba sobre el consumo de pornografía y los distintos métodos para verla, curiosearlo y hasta investigarla.
Esta semana, se filtró un vídeo porno en redes sociales. No sería el primero donde una figura masiva se viera en situación íntima con su pareja. Los casos de Noelia, Michelle Vieth y Jenny Rivera son ejemplo de lo anterior.
En el último, hay un twist.
Vivian Cepeda es co conductora de uno de los programas más exitosos de la televisión regia llamado “Las Noches de Fútbol”. Cepeda se ve en posición incómoda, comprometedora, con otro famoso: Eliseo Robles Jr, cantante de temas como “Atáscate que hay lodo” y “Se me clava” con su grupo La Leyenda.
Durante el pasado fin de semana, el corto -de treinta segundos- donde se ve a los famosos en un cuarto rosa con peluches de Hello Kitty dio la vuelta a la red con la intención de romperla cual foto de Kim Kardashian -que también tiene su pornovideo-.
El cambio viene en lo que sucedió la noche del lunes cuando, cual Teletón de la ignominia, Multimedios convirtió su programa nocturno en un hito de purificación para su conductora que, cobijada por sus compañeras de set, aclaro haber hecho el video bajo el influjo del amor. Hashtags que aderezaban una emisión hipócritamente melosa donde Vivian encontraba una nueva mujer
-Que conste que esto último no lo digo yo, sino Chavana, el conductor del programa-.
En la misma semana, HBO terminó la difusión de “The Newsroom”, la serie escrita por Aaron Sorkin sobre la confección de un programa de noticias e los Estados Unidos.
La última temporada tocó de forma tangencial hechos reales pero se sumergió en dos asuntos que impactan de forma distinta hoy a la sociedad: ¿Qué tan útiles son los medios tradicionales con sus cánones de investigación y rigor ante la avalancha de notas en la new media?
Y la siguiente es clave: ¿Qué tan sexistas son los medios? Sorkin explora la utilización de mujeres como personajes secundarios y la explotación de los noticieros de asuntos tan delicados como violaciones para aumentar rating y no para buscar justicia o, mínimo, una exploración más grande del dilema.
La polémica fue cruda e, incluso, cruel para Sorkin. Como sea, el creativo intentó poner en la mesa un tema que se debe tocar: ¿Cómo queremos cambiar el mundo si los medios reflejan lo peor de nosotros, incluso en el sexismo?
Reflexión que, en esta ocasión, no llegó a Multimedios.