¿Por qué cree que José Manuel Mireles Valverde está convencido de que morirá en la batalla? A) Porque no se dejó engañar por el gobierno federal. B) Porque los nuevos policías rurales son aliados de los Templarios, el cártel que Mireles decidió enfrentar. C) Porque lo traicionaron sus amigos. O D) Porque estorba en el negocio de la metanfetamina.
Si su respuesta fue cualquiera, entonces esto puede interesarle.
Mireles es un médico cirujano que sufrió el secuestro de sus hermanas por parte de los Templarios, una y otra vez. Por eso se unió a las autodefensas de Michoacán. Mientras el doctor vendía sus propiedades para comprar armas en Estados Unidos, otros líderes de las autodefensas recibían ayuda del gobierno federal y del Cártel Nueva Generación. ¿Por qué? Porque un asesor de Peña Nieto, el general colombiano Óscar Naranjo, al que responsabilizan en su país de fomentar los grupos paramilitares, pensó que era mejor un enfrentamiento civil a que el Estado se ensuciara las manos. Pero nunca contaron con que Mireles y sus compañeros avanzarían hasta Nuevo Italia, la antesala al puerto de Lázaro Cárdenas, donde los Templarios se apropiaron de las minas y envían toneladas de polvo de hierro a China, a cambio de recibir químicos para elaborar metanfetaminas. (Este es el fondo de la guerra en Michoacán).
Mientras las autodefensas llegaban a Nuevo Italia, a principios de enero, el gobierno federal buscó a Mireles, le mandó una avioneta para que viajara al DF y platicaran, pero la aeronave se cayó y el doctor fue a dar al hospital. Televisa lo entrevistó durante su convalecencia y sacó una supuesta declaración donde Mireles anunciaba el desarme de las autodefensas. Todo fue sólo un buen teatro armado por el Estado.
Luego vino el arresto de Hipólito Mora, el ideólogo de las autodefensas y quien, como Mireles, sólo buscaba ponerle un hasta aquí a los Templarios. La PGR lo acusó de un homicidio que, según testigos, cometió El Americano, un tipo que se dice arrepentido de haber pertenecido a los Templarios y que hoy platica sin problemas con Alfredo Castillo, el comisionado que mandó Peña Nieto a restablecer la seguridad en Michoacán. Después de la aprehensión de Hipólito, Mireles grabó un video donde advertía que el Estado encarcelaría a los líderes de las autodefensas. En el fondo, dijo, no se quería acabar con los Templarios.
¿Y luego qué pasó? Algo muy triste: el gobierno federal jugó al divide y vencerás. Ahora, Mireles y sus 35 escoltas viven a salto de mata; los examigos del doctor, sobre todo Papá Pitufo, son hoy los consentidos de Castillo; y a La Tuta y a otros Templarios de peso ni se les persigue.
En muchos medios, Mireles es el villano de moda. Lo tildan de asesino, de padecer de sus facultades mentales, de pedófilo, de haber traficado mariguana, de asociarse con cárteles rivales de los Templarios y todo lo que sirva para dudar de él.
Si el Estado dobla a Mireles significará otra derrota de la sociedad ante el narco.
SÍGUEME EN @alexxxalmazan