Lo corrieron de su trabajo porque quebró la empresa donde laboró casi dos décadas. A su edad —casi cuarenta años— ya no es fácil encontrar otro empleo, así que en lugar de meterse de taxista, decidió juntar sus ahorros, pedir prestado, vender algunas cosas y mejor poner un negocio: proveer de papelería, toner y material de oficina a las empresas que lo necesiten.
Así, con mucho trabajo y esfuerzo, desvelos, disciplina y sacrificando hasta tiempo de familia y fines de semana, ha logrado pagar sus deudas e invertir el sobrante, conseguir más clientes, contratar algunos ayudantes y hacerse de un par de camionetitas repartidoras: él maneja una de ellas todos los días por toda la ciudad de México llevando pedidos y cobrando.
Mientras está atorado en el tráfico que ha provocado una marcha de la CNTE, decide encender la radio para hacer el tramo más ameno. “La reforma fiscal es lo justo”, dice el radio en un comercial. ¿Justo?, cuestiona con enojo. Justo sería que los Diputados y Senadores no se dieran un bono navideño de 200 mil pesos cada uno; eso sí que sería justo. Justo sería que no hubiera tenido que contratar una auxiliar más para estar “validando” las facturas electrónicas que ahora hace en un sistema que renta según lo que la misma Secretaría de Hacienda marca; ¿es mucho pedir que funcionen mejor ahora que antes?, resopla enojado.
Baja la ventanilla y enciende un cigarro. Justo. Hasta parece burla decirnos que es justo que nos cobren más impuestos a los que siempre pagamos. ¿Justo? Justo sería que no se les pagara gastos de viaje a los Diputados. Mientras uno no puede hacer deducibles las comidas de negocios, aquellos tienen un presupuesto para sus comidas y bebidas que nadie les reclama si son o no son deducibles. Justo sería que tragaran tacos y tortas igual que uno. Justo sería también que sus dentistas y doctores se los pagaran ellos mismos. Justo sería que pagaran sus propios seguros de gastos médicos mayores o se atendieran como todos nosotros, en el seguro social o el popular. Justo sería que no se lo cargaran al erario nacional.
¿Justo? Justo sería que se les pagara sueldos mucho mejores a policías, bomberos y maestros. Justo sería que no tuviera frente a su negocio, solapado por el gobierno, un changarro de piratería que le espanta clientes, afea la zona, se roba la luz pública con diablitos y no paga impuestos, mientras que él, en su negocio tiene que pagar puntualmente electricidad, renta, el 2% sobre nóminas, Impuestos sobre la Renta, Seguro Social y muchos conceptos más.
No, no, ¡que descaro decirnos que la reforma fiscal “es lo justo”! Porque si de justicia hablamos, lo justo sería que metieran en la cárcel a todo el que roba de las arcas públicas porque le está robando en realidad un medicamento a un niño con cáncer o la atención médica a una indígena oaxaqueña que está por dar a luz en un jardín o en un baño.
Justo sería que los partidos políticos transparentaran sus finanzas y sus “partidas secretas a miembros distinguidos”. Justo sería que políticos desempleados organizadores de marchas nos explicaran de qué han vivido tantos años y se dejaran de excusar en que sólo reciben “donativos” mientras critican al Teletón y ellos mismos evaden sus responsabilidades fiscales.
Justo sería circular por una avenida sin baches, sin basura. Justo sería tener espacios públicos dignos. Justo sería que castraran a los que inflan precios de obras públicas. Justo sería que dejaran en paz al IFE y no que quieran gastar en descomponer lo que ya sirve.
No, no me digan que cobrarme más impuestos “es lo justo”. Justo sería que el servidor público sirviera al público y no se sirviera del público para hacerse un comodísimo retiro a edad temprana. Justo sería que líderes sindicales abusivos estuvieran tras las rejas. Justo sería que funcionarios del gobierno con sueldos medianos, fueran investigados por vivir en casas de millones de dólares en las Lomas.
No tienen madre, piensa. Debería yo ampararme… o mejor demandarle a mis políticos y representantes que cambien las cosas de una buena vez. Diario les llamaré, les enviaré correos, faxes. Sí, eso. Justo eso. Jus-to.
(J. S. ZOLLIKER / @zolliker)