Hoy le toca a Paris Martínez, reportero de Animal Político, volver a usar su casco antimotines para evitar que le rompan la cabeza.
Porque hoy toca marcha y vaya que se ha vuelto difícil cubrirlas.
Ya saben, salvo que ocurra un milagro, veremos la repetición de lo que hemos visto una docena de veces: habrá quienes simplemente marchan y quienes apuestan por la provocación. Estos últimos se enfrentarán con granaderos, romperán vidrios, atacarán locales…
Y cuando hayan terminado, los policías van a contraatacar y, en su embestida, van a detener a quienes vean con pinta de “anarquistas”, aunque pronto se demostrará que esos detenidos en realidad no eran los culpables.
La actuación de la policía provocará que empiece la cantaleta de algunos en contra de los embozados, denuncias de que el gobierno de Miguel Ángel Mancera “no tiene pantalones”, quejas porque se libera a los detenidos…
Del otro lado, se podrá demostrar que nuevamente hubo detenciones ilegales y volveremos a ver vídeos que prueban golpizas…
Y esto último es el tema central. Me preocupa que el gobierno del DF, con esas detenciones y con el actuar de sus policías, viola un principio fundamental sobre el que debería sostenerse: el respeto a la ley. Y lo hace, porque insiste en pasar por encima de los derechos humanos y opta por criminalizar la protesta.
Todavía más: lo hará, sin que haya consecuencias, como ha ocurrido en las manifestaciones anteriores.
Es un gobierno que no sabe (o eso parece) que en el terreno de la seguridad pública y la procuración de justicia, no sólo importa la eficiencia, sino también los principios y sobre todo, el cumplimiento de la ley por parte de la misma autoridad.
Es decir, un gobierno que corre el riesgo de vivir entrampado entre el autoritarismo, la violación de derechos y las detenciones ilegales.
Quizá no tendría por qué extrañarnos, porque ya nos ha quedado a deber en este terreno y, para acabarla, en casi todo lo que se refiere a estas dos dependencias clave: SSP y PGJDF.
Las marchas son un botón de muestra. Pero, ¿cómo explicar que se sostenga a funcionarios que necesitan que un caso de secuestro se denuncie en YouTube para que actúen… una semana después? ¿Y cómo justificar que, pasada esa semana, la conclusión es que fueron policías los responsables?
¿Nada se aprendió del caso Heaven? Porqué ahí, de nuevo, vimos una Procuraduría lenta y una policía cómplice.
Todavía no se cumple un año de la llegada de Mancera al gobierno, pero ya es tiempo de pedir una definición clara: ¿Qué es para Miguel Ángel Mancera ser un gobierno de izquierda, ajeno al autoritarismo? ¿Qué prioridad le da al principio de legalidad, a la seguridad jurídica? ¿Qué papel juegan los derechos y los principios? ¿Cómo, en este tema, asume su distancia con un gobierno autoritario, que basa su actuación precisamente en la violación de tales principios? ¿Cómo entiende el pleno ejercicio de las libertades y los derechos políticos por parte, claro, de los ciudadanos?
A ver cómo le va a Paris, a quién ya le han tocado golpes, lentes rotos y hasta ha sido arrestado y rescatado por otros periodistas, por esa necedad -bendita necedad- de estar en el lugar de los hechos.
Y a ver cómo nos va a una ciudad que, en cada manifestación, ve la misma película: un gobierno que no sabe qué hacer y que queda mal con todos.
Quiero una ciudad sin delito, pero no sin derechos ni legalidad. Y menos, una ciudad con delito, con impunidad, con policía cómplice y además sin esta legalidad indispensable.
(DANIEL MORENO CHÁVEZ)