Como todavía no aparecen los secuestrados del Heaven, vale la pena hacer un alto y pensar en los jóvenes en la ciudad y el crimen. Para esto, he hablado con Carlos Cruz, director general de Cauce Ciudadano, una organización que se encarga de rehacer la vida de los jóvenes que quieren recuperar la vía legal. Le pregunté si pensaba que la ciudad, que parecía blindada, había abierto las puertas a un tipo de crimen. Me dijo que ese evento representa un proceso de descomposición que se ha gestado desde hace tiempo y que seguimos sin tener una ciudad segura para los jóvenes y los demás.
Además, la comunicación sobre el Heaven demuestra como seguimos criminalizando a la gente. Si esos chicos no hubieran sido de Tepito sino de un barrio de clase media, la ciudad entera estaría volcada buscándolos. “La primer violencia que sufren los jóvenes”, dice Carlos Cruz, “es la discriminación”.
Un día, un chico de Neza le dijo: “Mira, yo soy cholo y en Polanco soy presunto responsable. Y en Neza soy la renta diaria de la policía”. Lo que demuestra esto es que hay un empobrecimiento de las relaciones sociales. En esta ciudad hay detenciones por portación de rostro. Como te veo, te trato. Según Carlos, las instituciones como Copred, Conapred y las comisiones de derechos humanos deben tener más afilados los dientes para evitar estos maltratos.
Carlos se define a sí mismo un pandillero. De más joven tuvo sus propios roces con la ley pero hoy se encarga a ayudar a otros a encontrar caminos alternos y pacificar los barrios. Para eso fundó una escuela para pandilleros. “Porque también nosotros tenemos derecho a transformar nuestras vidas. Muchos de nosotros terminamos como educadores o mediadores de conflictos”, dijo. El arte y la cultura son los mejores vehículos.
De lo que se trata es de que los chicos accedan a la cultura del barrio sin tener que pasar por un hecho delictivo; eso implica talleres de grafiti o rap, “eso implica poder cantar lo que le ha pasado al país”, concluyó.
(GUILLERMO OSORNO)