Con su grito agudo, como un estilete que se hunde desde el cartílago de la oreja hasta lo más profundo del oído interno, el senador del PRD Fernando Mayans dio a sus compañeros legisladores una clase de historia en lo alto de la Cámara: “Decía en una carta a la patria don Adolfo López Mateos en septiembre 27 de 1960. Pueblo de México, les devuelvo la energía eléctrica que es de exclusiva propiedad de la nación pero no se confíen porque en años futuros algunos malos mexicanos (el senador agitó el índice) identificados con las peores causas del país intentarán por medios sutiles entregar de nuevo el petróleo y nuestros recursos a los inversionistas extranjeros (agitó el índice). Sólo un traidor (agitó el índice) entrega el país a los extranjeros”.
Apenas 26 días después de ese discurso que incluyó un dedo flamígero que apuntaba a los “traidores”, el senador Mayans, según su propia moral, se volvió “traidor a la patria” al pronunciar dos palabras: “en favor”. Como si nada, votó a favor de la Reforma Fiscal en materia energética. No se sabe si hubo dinero de por medio. Pero sí se sabe que el senador respaldó la causa que, por meses, denostó con frases como “la patria no se vende”, “entreguistas de la soberanía”, “ley que hundirá al país en la miseria”. Incluso, en un debate acudió a su cultura fílmica: “Vieron lo que pasó en La Ley de Herodes, la película que todo México ha visto. (El personaje de Damián Alcázar) le abrió la puerta de su casa a un gringo, dizque iba a poner la luz, y acabó llevándose hasta a la mujer”.
Cuando supe del voto de Mayans me acordé de otros episodios de figuras de la izquierda: el ex secretario particular del Peje, René Bejarano, recibiendo fajos de billetes de manos de Ahumada: traición por dinero. La huída del diputado perredista Julio César Godoy al ser acusado por la PGR de lavado y nexos con el crimen organizado: traición por dinero. Las apuestas en Las Vegas del secretario de Finanzas del Peje, Gustavo Ponce: traición por dinero. Los planes de negocio de telefonía de la perredista Purificación Carpinteyro mientras protagonizaba las reformas a la Ley Telecom: traición por dinero.
Si sobrevive una morusa de nobleza, el PRD y los otros partidos de izquierda deberían luchar por formar a sus cuadros bajo una disciplina castrense que los convenza de que ejercen el poder sólo por un ideal: la justicia social. No para hacer fortunas personales.
Pero la escuelita Partidos de Izquierda excluyó la materias Ideales I, II y III, que sólo recuerdan a la hora de mover la lengua: “Cuando la lucha por el poder se emprende sin ideales ni principios, los políticos se separan pero la ambición los junta”, declaró en la Cámara Alta el propio senador Mayans el 17 de julio. Aunque usted no lo crea.
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(ANÍBAL SANTIAGO)