Hace poco, los restauranteros de Polanco se negaron a exhibir una revista de circulación local porque Peña Nieto aparecía en la portada. Ese señor pone de malas a los clientes, fue la excusa más recurrida para no aceptar la publicación. La historia me la contó un colega el sábado por la noche. Ese mismo día, pero por la tarde, leí que a Peña le habían aplaudido. No. No lo leí en El Deforma. Lo leí en uno de esos portales noticiosos que dan por ciertas las mentiras que publican (aquí le toca a usted pensar en el medio de su desagrado). Le di clic a la nota y seguí leyendo. Peña, el que mandó a regalar miles de televisores en pleno año electoral, el que ha hecho los mítines más populistas y demagogos de la historia, había criticado al populismo y a la demagogia. (¿Les pagarán a quienes escriben y aprueban estos discursos llenos de invectivas?). “Las decisiones demagógicas e irresponsables destruyen en sólo unos días lo que llevó décadas de esfuerzo institucional construir”, seguí leyendo y me acordé cuando Peña, de un plumazo, ensució la Ley de Transparencia y privatizó el petróleo. “Gracias a las reformas tenemos a más mujeres asumiendo responsabilidades públicas en ayuntamientos, en congresos locales y en el Congreso de la Unión”, había presumido Peña y yo me pregunté si las mujeres necesitaban de una reforma para trabajar en la administración pública. “El PRI reconoce y empodera a las mujeres”. De Angélica Rivera y de Rosario Robles lo tuve claro. “La historia nos ha enseñado que la condición de una sociedad democrática, libre y plural, perdura mientras quienes encabecen sus instituciones tengan vocación democrática”. ¡Claro!, por eso a diez meses no sabemos qué les sucedió a los 43 normalistas, por eso el ejército está matando civiles, por eso el Verde gana elecciones y se sale con la suya… Y qué vivan las instituciones. “Impulsar al PRI es impulsar una mejor educación”, seguí leyendo y me acordé que el gobierno de Peña intenta que la educación termine por ser subrogada: ese es, en el fondo, el golpe que se le ha dado a los maestros con la desaparición del instituto de educación en Oaxaca, mejor conocido como IEEPO. “Los mexicanos entienden que las grandes obras no se construyen de la noche a la mañana”. Eso que ni qué: el túnel por donde dicen que se fugó el Chapo Guzmán podría ser un buen ejemplo de la paciencia. “En estos 31 meses se han creado un millón 379 mil puestos de trabajo formales”, había dicho Peña pero no habló de que, también en estos 31 meses, la pobreza ha aumentado en dos millones de personas. “La violencia se ha ido reduciendo”. Ajá: en Acapulco han matado a 50 personas en once días; en Veracruz asesinaron a 13 el fin de semana… “(El PRI) tiene, como elevada responsabilidad, darle a México rumbo y orden, estabilidad y progreso”. Dólar: 16.30. “Hay que regresar a las universidades”, había pedido el mismo que salió huyendo de una. Aplausos. Muchos aplausos.
Peña vive en otro país y, con estos discursos, debe estar obsesionado por aparecer en El Deforma. Porque en otros lados, Peña nos pone de malas.