Leí que El Bronco está convencido de que con él ha iniciado la primavera mexicana. Leí algunos tuits de Movimiento Ciudadano donde juran y perjuran que el proyecto de Enrique Alfaro fue lo que rompió el bipartidismo en Guadalajara; también vislumbran a Alfaro como el próximo gobernador de Jalisco. Leí que Ricardo Monreal se destapó para la jefatura de gobierno del Distrito Federal; lo hizo cuando todavía ni siquiera ganaba la delegación en la Cuauhtémoc. Leí que Manlio Fabio Beltrones dice que el PRI tiene mayoría en el Congreso porque el mexicano está a favor de las reformas; ¡ah!, y subió un tuit con recomendaciones culturales para toda la familia. Leí que Andrés Manuel López Obrador, por enésima vez, ya se ve como candidato a la presidencia. Y leí que Miguel Ángel Mancera y Margarita Zavala quieren ser presidenciables.
¿Vamos a votar por un expriista que se dice independiente y que tiene detrás de sí a la Coca-Cola? ¿Vamos a votar por un Frankenstein jalisciense que pertenece al partido que dirige un priista arrepentido? ¿Vamos a votar por el expriista de Zacatecas que sabe todas las trampas y las comete para ganar? ¿Vamos a votar por el capo di tutti capi del PRI? ¿Vamos a votar por un expriista que se dice de izquierda pero que no cree en el aborto ni en los matrimonios gays? ¿Vamos a votar por un pobre tipo que como jefe de gobierno le ha dejado la gobernabilidad del DF a la peor basura política que ha habido en la historia de esta ciudad? ¿Vamos a votar por la esposa de un expresidente que hoy debería estar siendo juzgado en las cortes internacionales? ¿Vamos a votar por el Verde, por el PRD, por el Panal, por Cladio X. González? ¿O vamos a estar hablando de si es bueno o no anular el voto?
Lo que necesitamos es un Podemos a la mexicana: un partido ciudadano que le arrebate la política a quienes hoy se creen que el 2018 es su año. La prensa, en vez de alentar los sueños de los mesías, debería estar haciendo la gran conversación con la sociedad y encontrar las claves para transformar el país. Or-ga-ni-za-ción. Eso nos falta para que a 2018 lleguen más Kumamotos y menos AMLOS, menos Monreales, menos Broncos, menos Manceras, menos Margaritas, menos Alfaros, menos Beltrones, menos Verdes, menos Chuchos, menos Maderos.
El filósofo Barunch Spinoza dijo que la soberbia no era otra cosa que concederse más méritos de los que se posee. Los ganadores de estas elecciones no deben olvidar que también podemos echarlos.
Posdata:
Yo he votado por López Obrador y no creo que sea mal intencionado. Pero ya fue. Nos urge otro líder y éste no está en los partidos políticos. Sigo creyendo que una madre sería la única que nos reconciliaría.
(ALEJANDRO ALMAZÁN)