Esperanza de vida, por @drabasa

Uno de los factores que demuestran de manera más puntual el desarrollo de una nación es la expectativa de vida. La Organización Mundial de la Salud tiene un índice llamado Life Expectancy at Birth (Esperanza de Vida al Nacer) que refleja la media de vida a la que aspira un recién nacido en un país determinado. Al ser un promedio, ignora las dramáticas divisiones que un país como el nuestro, con una distribución de la riqueza indigna y criminal, puede tener dependiendo del código postal en el que uno nazca. Sin embargo, no deja de ser un instrumento de medición que más o menos arroja luz sobre la calidad de vida de los habitantes de un país.

México se encuentra en un nivel por encima del promedio. Para que nos demos una idea: en los extremos se encuentran Sierra Leona (con 46 años de esperanza de vida promedio) y Japón (con 84). Nuestro país tiene una esperanza de vida promedio de 76 años, no muy lejos de la superpotencia del siglo XX, Estados Unidos, con 79. A pesar de que el índice contempla muertes causadas por conflictos armados (que divide en tres: muertes en combate, muertes derivadas de conflictos no relacionadas con luchas entre Estados y muertes derivadas de violencia unilateral), el organismo reconoce que estos estimados suelen contemplar números a la baja por la dificultad que encarna el conteo de dicha fuente de mortandad. En México, por ejemplo, hay conteos derivados del número de casos que llegan a las diversas procuradurías del país (no cuentan desaparecidos), otros que contabilizan los cadáveres en las morgues y anfiteatros (no cuentan las fosas clandestinas) y estimaciones estadísticas.

Hace unos días fueron hallados los cuerpos sin vida de Jazmín Martínez Sánchez y su esposo Alejandro Ramírez Topete. Aparentemente, la pareja que contrajo matrimonio en el 2012, conducía de Tepic a Guadalajara para pasar el año nuevo. Mensajes de texto enviados a sus familiares ubican como último paradero conocido algún paraje de la carretera que conecta las ciudades anteriormente citadas (los cuerpos fueron hallados cerca del puente El Nayar), donde la pareja avisó que habían sufrido una descompostura de auto. Versiones no oficiales afirman que los asesinos fueron encontrados y confesaron haber ultimado a tiros a la pareja tras despojarlos de los mil pesos que traían.

Jazmín Martínez era reportera de Cultura y Espectáculos para Televisa Nayarit. Quizá por ello su absurdo asesinato haya tenido una resonancia medianamente mayor (imaginemos el espacio noticioso que tendría en un país normal dicho caso). Los muertos en México son tantos que han sido despojados de sus nombres y, como ha sucedido en genocidios a lo largo de la historia, han pasado a formar parte de un aterrador número. Aunque la esperanza de vida en nuestro país nos ubica cercanos a los países más desarrollados del mundo, la realidad es que en la mayoría del territorio nacional dicho índice, la esperanza de vida, se ha convertido más en un deseo (la esperanza de llegar con vida al final del día) que en un indicador que nos aliente.

(DIEGO RABASA)