Lo primero que uno piensa cuando ve las fotos es: “¿en qué estaban pensando?”
Me estoy enterando de que México es uno de los países con más fanáticos de las películas de Las Guerras de las Galaxias, aunque no tanto como Australia o Nueva Zelanda, donde una proporción significativa de la población pertenece a la religión Jedi, según el censo. (En México, en cambio, tenemos los trajes de los Caballeros Templarios y las guerras del narcotráfico I,II,III y IV, sus precuelas y secuelas, pero esa es otra historia).
Hay en el país cuatro grupos. El más numeroso de ellos es la legión 501 (de hecho, es el más numeroso del mundo). No sólo se disfrazan de algún tipo de villano de Star Wars, sino que también hacen trabajo comunitario; por ejemplo, visitan hospitales infantiles, encantan y dan ilusión a los niños enfermos. Otro grupo es la llamada orden 66 (En el episodio tres, la orden que manda matar a los Jedi es la número 66). Todos se reúnen en convenciones especiales, o generales de ciencia ficción y comics.
Los fanáticos de Star Wars dedican mucha atención a sus disfraces. Los trajes se pueden comprar, pero a la gente le gusta hacerlos con la propia mano. Los patrones se bajan por Internet y algunos props están a la venta. Existen, por ejemplo, réplicas de las espadas láser que cuestan como 2000 pesos, son de vidrio y tienen un foco que las ilumina. Es una afición cara, que requiere mucha dedicación.
Alguien puede tardar como tres o cuatro meses en hacer un traje, y muchas horas en hacerse un maquillaje adecuado. Para no repetir personajes, los fanáticos buscan sus nuevas identidades en el universo extendido de Star Wars, comics, caricaturas, o en personajes muy específicos, que pueden tener una aparición minúscula en la película, como un Stormtrooper (los robots soldados de casco blanco) específico que aparece un minisegundo en el episodio 5 y cuyo personaje se ve en la página 104 del libro.
Y todo esto para decir que las fotos de Marcel Rius son fabulosas y hacen un homenaje, como él mismo lo dice, a la creatividad y empeño que pone esta gente en vivir su fantasía.
Luis Jiménez, abogado de 38 años, que aparece retratado en su despacho con su disfraz de Tie Pilot, junto a la bandera nacional dice: “Si me deprimo, veo la película de Star Wars”.
Yo pienso que es una vía muy apropiada y legítima para lidiar con nuestro tiempo.
(GUILLERMO OSORNO / @guillermosorno)