Los tipos de ropa usada no sólo dan alternativas sostenibles, sino una puerta abierta a la creatividad y el estilo personal. ¿Qué califica en cada categoría?
Por Patricia Soto
En un mundo donde la moda rápida domina, una atracción hacia el pasado, lo curado y lo pre-amado ha desatado una revolución silenciosa. La moda vintage, de segunda mano y de tianguis (o mercadillo) son mucho más que formas de comprar; son claves para un estilo único, sostenible y con historia.
En México y América Latina, esta tendencia cobra un significado cultural especial, ofreciendo tesoros que reflejan nuestra identidad. Aunque a veces se superponen, cada una ofrece algo distinto, como si te llevaran a épocas o estilos de vida diferentes con cada prenda.
Comencemos con lo “vintage”, que lleva consigo el peso de la historia. Las piezas verdaderamente vintage, generalmente de entre 20 a 100 años de antigüedad, son cápsulas del tiempo. Imagina un rebozo bordado o un huipil de los años 60: no sólo son moda, son herencia.
En La Lagunilla puedes encontrar botas de cuero antiguas, joyería de plata o trajes de charro clásicos, vinculados a la edad dorada del cine mexicano. Ahora, el mejor vintage suele conseguirse en tiendas con curaduría muy especializada y, por tanto, los precios suelen ser más altos; no se vende sólo un artículo sino un pedazo de historia.
Por otro lado, la moda “de segunda mano” es más accesible y divertida. Las tiendas y puestos de segunda mano o ropa usada ofrecen una variedad inmensa de artículos, tanto modernos como antiguos. Puedes encontrar unos Levi’s un día, y al siguiente, una blusa que viste en Zara hace meses. Mercados en lugares como San Telmo en Buenos Aires o Guadalajara son un paraíso para quienes disfrutan buscar tesoros.
También hay ropa contemporánea de marcas internacionales a precios muy accesibles, una oportunidad perfecta para combinar lo nuevo con lo usado. Por supuesto, no te olvides de sitios como Facebook Marketplace. Y en lugares como The Warehouse Rental puedes revisar su catálogo en línea y pagar por uso al rentar ropa y accesorios.
La moda “de mercadillo”, la categoría más amplia de todas, incluye desde bolsos de plastipiel usados hasta chaquetas de cuero heredadas. En América Latina, este tipo de moda es fascinante porque puedes encontrar piezas para modificar con un toque moderno, o que son únicas. A veces, son nuevas y con etiqueta porque muchas vienen de pacas con saldos de tiendas estadounidenses.
Lo interesante es cuando estos mundos se mezclan. Puedes encontrar piezas vintage en tianguis, o mercadillos que venden ropas tradicionales. Las líneas entre lo vintage, lo de segunda mano y lo de mercadillo se difuminan, creando un espacio donde los precios, las historias y la estética se entrelazan.
La moda pre-amada ofrece opciones infinitas, desde la nostalgia hasta la sostenibilidad. Cada pieza, sin importar de dónde venga, cuenta una historia que va más allá de las tendencias y fomenta la inspiración y la creatividad.
Ahora que la sostenibilidad es urgente, la moda vintage, de segunda mano y de tianguis no son sólo opciones de compra; son pequeños actos de resistencia frente a lo desechable.
Dan la oportunidad de alejarnos de la moda rápida y de construir un guardarropa intencional. Nos recuerdan que el estilo no se trata de lo más nuevo, sino de lo que resuena con quienes somos: ya sea una blusa bordada a mano, una chaqueta de mezclilla de segunda mano o un sombrero de palma del tianguis.
En realidad, el estilo personal puede ser tan atemporal como lo desarrollemos.
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