Para la realización del documental El Poder de la Silla, entrevisté a varios ciudadanos, con la intención de conocer su opinión sobre la situación política. Una de estas personas fue Leticia Hidalgo, una profesora que busca a su hijo Roy, desaparecido de manera forzada en Nuevo León. En medio de la demagogia electoral y el ruido del markenting, me parece interesante conocer lo que piensa una ciudadana de a pie, que ha tenido que involucrarse en la política de cierta forma.
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– ¿Por qué crees que a alguien le interesaría sentarse en la silla del poder, en la silla de gobernador?
– Creo que a alguien le debe interesar esto solamente para adquirir poder y dinero. Eso es lo que creo, que cuando alguien se sienta o le interesa sentarse en la silla es simplemente por esas dos razones.
– En estos tiempos, para llegar a esa silla, ¿qué tanto crees que tenga que hacer un político?
– Simplemente pertenecer a uno de los grupos políticos que regularmente están sentados ahí. Simplemente estar ahí, obedecer a su jefe superior y hacer una forma de pandilla, de círculo para beneficiarse solamente ellos mismos.
– ¿Tienes una valoración o una opinión de lo que tenían que hacer los políticos de antes para llegar a la silla a diferencia de los de ahora?
– Pues pienso que el antes serían los tiempos muy, muy remotos, ¿no? En aquellos tiempos de la Independencia quizás, o de la Revolución, en donde realmente alguien quisiera sentarse en una silla como la del gobernador por realmente un ideal por su país. Pero en tiempos recientes creo que es lo mismo.
– ¿Tú crees que todos los políticos cambian cada vez que se sientan en la silla del poder?
– Sí, todos los políticos cambian cuando llegan a la silla del poder. Quizás es algo que ya saben que van a hacer. Lo traerán escondido muy adentro, pero será que yo no confío en ningún político.
– ¿Y tú crees que a los que puedan ser buenos políticos la silla del poder los corrompe cuando se sientan?
– Sí. Yo creo que los que pudieran ser buenos políticos regularmente los corrompe la silla; todo lo que está a su alrededor. Traerán las mejores intenciones algunos de ellos, pero, a final de cuentas, es un monstruo tan grande que no deja prosperar ninguna idea que no sea el propio bienestar de un pequeño círculo o de un círculo como en el que ellos se manejan. Realmente veo una distancia enorme entre cualquier político mexicano con alguno de nosotros del pueblo.
-¿Y cuál es el poder ese que les da la silla a las personas que se sientan ahí?
– El poder pues sería el dinero, que probablemente todavía en años anteriores mucha gente creíamos que era el dinero nada más, pero ahora se ha vuelto algo obsceno. Es tanto el poder que adquieren, es tanta la cantidad de dinero que se ha vuelto algo obsceno para cualquier persona. Ya desde comprarse islas; hablamos de políticos mexicanos. De regalarse entre ellos los mismos estados de la República Mexicana, porque sabemos que así es, esto raya ya en la locura.
– ¿Alguna vez te has sentido seducida por un político poderoso?
– Pues me he sentido seducida últimamente por un político, pero no lo creo poderoso, o al menos lo que sabemos y lo que ha demostrado es la humildad de ser un político real. El presidente de Uruguay, José Mujica. Con él veo a un político real pero no poderoso en cuanto al poder que los políticos mexicanos entienden.
(Diego Enrique Osorno)