A mi venerable edad (ejem), he terminado por aceptar que la vida se arregla sola. Parece que las cosas son un caos y acaban resultando como debieron ser… Claro que debemos ponerle trabajo y ganitas, que nada es gratis, pero la vida da, si le ayudas a construir un plan (que los planes divinos no se hacen solos, amiguis).
Hace algunas semanas, Adrián se topó con una historia que me recordó eso de que la vida te pone donde debes estar. Si han usado Uber, quizá sean como su servilleta y algunos otros usuarios, quienes coleccionamos anécdotas sobre “¿cómo terminó usted en Uber? ¿Y qué tal le va?”.
Adrián dice que siempre que usa #taxi aprende algo. Esta vez, lo primero que notó en su chofer fue que no le entendía, “¿qué quiso decir?”, pero como tiene gran actitud, lejos de molestarse, pensó “oooorale ya nos andamos internacionalizando”. El conductor era un brasileño que en dos segundos -y caramelos mediante- conquistó a sus hijos.
“Butellaas do agua”, ofreció, y ahí empezaron las clases de portugués…. Los niños felices de escucharlo “¿por qué habla así?” y “¿un mexicano se puede casar con una brasileña?”. ¡Claro! (niño encantado) y “¿cómo se dice “hablando portugués?”, “falando portugués”. La frase me recordó mi oscuro pasado en Brasil… no se emocionen, no fui parte del clan Trevi Andrade, pero sí anduve por allá en esos tiempos y, la verdad, no entendía ni jota. Si ustedes -como yo entonces- creen que son idiomas muy parecidos, craso error: aunque “da para entender”, como dicen allá, hay diferencias y matices que pueden meternos en problemas. Por ejemplo, ligar equivale a telefonear… y luego uno emocionándose en vano con el “eu te ligo”.
En alguna ocasión me encontré un divertido grupo (porque sí, la verdad es que todo es una fiesta con ellos) que me invitó a pasear “com a gente” (con la gente). Yo, que no sabía quiénes eran “la gente”, me alejé rapidito con linda sonrisa, ¿cómo me iba a ir con “gente” que ni conocía y no con ellos?”. Después supe que “la gente” equivale a “nosotros”, vamos a pasear todos juntos pues #epicfail.
Para pulir mi portuñol a la velocidad requerida, cada mañana veía religiosamente Fala Brasil, un programa estilo Hoy con el que aprendí lo suficiente como para sobrevivir con mediana dignidad, y aprendí varias cancioncitas divertidas, “fala brasiiiiuuuullll”.
Y acá fue “fala chofeuuuur” porque los niños sacaron al chismoso que todos llevamos dentro, perdón perdón, al periodista, y le preguntaron porque “mora no México” (vive en México). Ingeniero de profesión, les contó que vino a cuidar a su madre (mexicana) enferma “y entrar en Uber le está dando la posibilidad de sacar los gastos médicos de su madre y los suyos”.
Ahora planea incluso traer a su esposa a México, aunque sabe de las dificultades de seguir con su nueva vida: comprar un auto de al menos 200 mil pesos y enfrentar a los furiosos taxistas que se oponen a su presencia.
Cuando terminó el recorrido y la historia, Adrián agradeció la generosidad de compartir, con todo y clase “du portugués”, porque es bueno siempre aprender “um pouco de tudo”.
Yo les comparto la historia porque, además de aprender, siempre es bueno agradecer cuando alguien es tan generoso que comparte un trozo de su vida, sobre todo cuando sirve para recordar que la vida da buenas sorpresas, aunque parezca que te está jodiendo.