Una lectura pedestre y caprichosa del Himno Nacional Mexicano hizo que “Masiosare” dejara de ser el planteamiento de las probables intenciones de algún “extraño enemigo” que pretenda “profanar con su planta” nuestro suelo para convertirse en el nombre propio de dicho enemigo que, más que extraño, se nos ha venido haciendo familiar a lo largo de los siglos.
En nuestra épica nacional México es ese país que siempre ha encarado con valor y dignidad a quienes pretenden violentar su soberanía. Los “Masiosares” han tenido diferentes rostros y motivos, pero siempre le han dado a esta nación la oportunidad de reafirmar su existencia. Los grandes héroes y heroínas así como los pasajes más trascendentales de nuestra historia provienen de esos periodos en que la Patria se encuentra amenazada por algún extraño enemigo.
Pero cuando el extraño enemigo no está a la vista, al acecho, la épica nacional se desdibuja y ese pueblo con determinación y coraje que se une para defender a su país del enemigo parece de pronto indiferente y confundido, corrupto y violento. La Patria de Hidalgo y Morelos, de Juárez y Zapata se vuelve la tierra del Chapo y de Salinas, de Peña Nieto y de Javier Duarte, y todo eso que se defiende cuando la Patria se ve amenazada no se cuida mucho cuando no lo está.
Quizás así fue como “Masiosare” pasó de “extraño enemigo” a “amigo de la familia”. Los políticos descubrieron que el país funciona mejor cuando tiene un “Masiosare” cerca. Bueno, no es que funcione mejor, pero la energía se concentra en defender la soberanía nacional y ya nadie repara en el gobernador que se fugó ni en los medicamentos caducos que le dieron a los enfermos ni en la nulidad del Presidente ni en la casa de la Gaviota ni en los activistas y periodistas asesinados ni en los feminicidios ni en todos los actos de corrupción que día a día desangran las finanzas públicas.
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Con el “Masiosare” afuera lo de adentro no importa o importa poco, aunque a veces uno se pregunte qué enemigo será peor: si el “Masiosare” que nos quiere poner un muro en la frontera y deporta a los migrantes, o la clase política que ha llevado a millones de mexicanos desde hace décadas a emigrar a los Estados Unidos para buscar mejores oportunidades de vida.
Ah, pero ya no es tiempo de caer en la división interna, es tiempo de unidad. El viejo cuento de la épica nacional mueve sus engranajes con dificultad. ¡Mexicanos al grito de guerra! ¡Todos contra “Masiosare”! Escribamos una nueva página de nuestra historia sobre las auditorías de las finanzas públicas, sobre las licitaciones otorgadas a los cuates, sobre las cuentas bancarias de nuestros honestos gobernantes, sobre las denuncias de los desaparecidos, torturados y asesinados. ¡Y que viva México!