Karime Macías, esposa del exgobernador en fuga Javier Duarte, escribió en su cuaderno un mantra que al parecer le funcionó muy bien:
Sí merezco abundancia, sí merezco abundancia…
Miguel Ángel Yunes, al dar a conocer dicho cuaderno (y desde mucho antes de asumir el poder), se repetía en su mente:
Sí merezco venganza, sí merezco venganza…
Quienes leímos la noticia en los diarios ratificamos una frase que no ha dejado de dar vueltas en nuestras cabezas desde hace tiempo:
Sí merecen la cárcel, sí merecen la cárcel…
Mientras tanto, Javier Duarte, oculto en un tinaco, al enterarse de la noticia no paraba de gritar con su espantosa voz:
No merezco esto, no merezco esto…
Enrique Peña Nieto, escondido por los rincones y temeroso de que alguien lo vea, se decía a sí mismo:
Sí merezco respeto, sí merezco respeto…
Luis Videgaray, economista, recordando sus épocas en Hacienda recortó la frase y presumió:
Sí merezco, sí merezco, sí merezco…
El embutido Donald Trump, indiferente a nuestras vergüenzas, sólo aprovechó la coyuntura para repetir su letanía de siempre:
Sí merecen el muro, sí merecen el muro…
Finalmente, Cuauhtémoc Blanco, alcalde de Cuernavaca, sin tener nada que ver en esta historia, apareció de súbito y exclamó:
Con esa torta y un refresco… ¡merezco!
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