Ciudad encabronada

Mi ciudad está encabronada. Muy encabronada. Se siente un resentimiento que emana de las calles y banquetas, un enojo que le envenena el aire y le seca las entrañas. Están encabronados los árboles y los pájaros, están encabronados los perros y las ratas, el drenaje, los edificios de departamentos y los postes de luz, pero sobre todo están encabronados sus habitantes, los de a pie y los de automóvil. Se siente esa furia subversiva y la amarga impotencia de ver la ciudad de uno y de todos cayéndose a pedazos y a las autoridades poniendo “curitas” para detener el caos.

Y es que hoy, en la ciudad más lenta del mundo, la realidad de todos los días se ha convertido en un insidioso Viacrucis. Por ejemplo:
  1. Si tienes coche, probablemente no circulas.
  2. Si acaso circulas, irás a 40 km por hora.
  3. Si rebasas los 40 km por hora, hay tabla.
  4. Si te confundiste con la información que las autoridades dieron a última hora, hay tabla.
  5. Si manejando te topas con unos guaruras, hay tabla.
  6. Si buscas taxi, seguro no encuentras.
  7. Si buscas taxi seguro, menos.
  8. Si tienes Uber, te va a costar el triple.
  9. Si tienes bici, podrían atropellarte o podrías enfermarte por realizar una actividad física en estas condiciones ambientales.
  10. Si vas a pie, podrías morir de un pasón de esmog, o atropellado por una bici o auto, e incluso te expones al cáncer de piel, aunque antes de ello podría pasar un güey, levantarte la falda y bajarte los calzones o algo así.
  11. Si denuncias al güey por acoso sexual, hay tabla.
  12. Si logras entrar al Metro corres el riesgo de que te den un arrimón.
  13. Si llegas tarde a tu trabajo  porque no circulaste y no encontraste taxi, y el Metro y el Metrobús iban llenos y no pudiste subir, hay tabla.
  14. Si gobiernas esta ciudad y tus medidas no sirven para nada, hay tabla.

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Por estas y muchas razones más la vida en esta ciudad está dejando de parecerse a lo que antiguamente llamábamos vida, antes de que le diéramos en la madre al aire, se nos borraran los volcanes y nos chingaran una hora de nuestro tiempo. No se puede vivir encabronado en una ciudad encabronada con uno. Si hubiera algo así como dioses griegos por arriba de todo este desmadre, seguro el Popocatépetl ya nos habría convertido en Pompeya. O quizás ya nos convertimos y ni cuenta nos dimos.