21 de junio 2016
Por: Guillermo Osorno

Mi padre en Facebook

Ahora que todo el mundo estaba subiendo una foto de su padre en Facebook con algún recuerdo, se me ocurrió hacer lo mismo por esta vía.

La foto que quiero subir es la de mi padre cuando tenía treinta y tantos años. Es una foto de estudio. Aparece con el pelo negro engominado, su bigotito a lo Jorge Negrete, de traje, con un cigarro encendido en la mano. Es una foto tomada poco después de casarse, en la segunda mitad de los años cuarenta. Parece galán del cine nacional. Es un look, supongo, tomado por contagio, porque Luis Osorno se dedicaba al cine.

Hace tiempo que no me acordaba de mi padre. Murió en 1992, a los 84 años de edad. Como muchos de nuestros muertos, al principio la ausencia se hace terrible, pero luego se va normalizando y el recuerdo se convierte en una foto, esta foto que tengo en un marco plateado que imita unas varas de bambú. El retrato está en el librero de la sala. Desde allí, mi padre es testigo de algunas lecturas, de algunas fiestas, de algunas siestas.

Hoy tengo una edad muy parecida a la que él tenía cuando me concibió. Cincuenta y pocos años. Me sorprende la decisión de un hombre de esa edad de concebir al noveno de sus hijos. Es más, me aterra pensar que yo tendría que sostener hoy una familia de nueve. Qué valiente.

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Yo agarré a mi padre cansado. Una devaluación lo sorprendió con una deuda en dólares de la que no se pudo recuperar. Nuevos cineastas que se dedicaban a los documentales, cómo él, aparecieron en el camino; sus clientes envejecieron y, un día, mi padre se quedó sin trabajo.

Lo recuerdo encerrado en la casa. Le encantaba todo lo que tuviera que ver con la luz. Se entretenía haciendo unas lámparas de fibra óptica, como grandes arreglos florales, cuando el material era apenas un curioso asunto que mi padre obtenía de quién sabe donde. Luego se fue apagando y un día hubo que llevarlo al hospital con una neumonía de la que ya no se recuperó.

Mi hermano José Luis, 18 años mayor que yo, se ha encargado de recopilar los recuerdos de mi padre. Fotos en la que aparece con Diego Rivera , María Félix y David Alfaro Siqueiros; otras en la que está con Walt Disney, o inaugurando un mural que mandó hacer en la casa. Contratos con la Warner, premios internacionales, la interesante vida de un bohemio, como sacado de las crónicas de Salvador Novo.

Aunque sea más triste, yo me quedo con el padre agotado, encerrado en sus recuerdos, tratando de entender cómo un plástico transporta la luz. Esa es la foto que subo a mi muro de Facebook.

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