Gravedad

La petición firmada por 163 mil personas para retirar el registro al Partido Verde fue revocada por el Instituto Nacional Electoral hace unos días. La presidenta de la Comisión de Quejas, Adriana Favela, intentó explicar el carácter de la resolución de la siguiente manera (cito textual): “Esta cuestión de manera grave no significa que la situación que se haya cometido haya sido considerada como grave, sino que se refiere a una cuestión de gravedad totalmente distinta”. Lo grave en primera instancia es la pobreza semántica de una persona que detenta un puesto tan importante para la vida pública del país. En segundo lugar, el hecho de que el árbitro electoral considere que las sistemáticas y humillantes violaciones del Partido Verde no son graves nos demuestra el alarmante grado que ha alcanzado nuestra tolerancia a la corrupción. Profundiza Favela con respecto al fallo del INE: “Sí hubo un incumplimiento, pero no de manera grave y yo también dudaría que fuera hasta sistemática, porque entiendo la sistematicidad de otra manera y no tanto que se tuviera una estrategia de posicionar al Partido Verde. Implicaría que ya incumpliste una vez, te sancioné y vuelves a incumplir a sabiendas de que lo que estás haciendo es una cuestión irregular, entonces yo creo que en este caso no se da”.

El criterio del INE sólo puede ser explicado a partir de dos supuestos, estos sí, sumamente graves: o realmente no tienen la capacidad para comprender el trasfondo simbólico y las implicaciones del proceder de dicho partido político, o bien están maniatados y sometidos por los poderes fácticos detrás de dicha agrupación (las televisoras, el PRI). El fallo fundamenta su decisión en que, según ellos, el PVEM no atentó contra los principios de la Ley de Partidos referida en el artículo 94 de la Constitución. “Yo llegaría a la conclusión de que la equidad no se violó”, concluye su magistral declaración Adriana Favela.

Cuando el Presidente dijo que la corrupción en este país es un asunto cultural, estaba quizá haciendo una declaración de principios, pero también un análisis puntual de nuestra escena política. El cinismo, la estrechez de mira y la falta de compromiso con el (supuesto) espíritu del Instituto Nacional Electoral, que demuestra Favela a través de sus declaraciones, operan en detrimento de todos. Sientan las bases para las futuras contiendas políticas y contribuyen a socavar un sistema democrático absolutamente carcomido por la corrupción y dominado por una tríada cada vez más difícil de distinguir entre sí, compuesta por grandes corporaciones, crimen organizado y representantes de gobierno.