Si usted ha sido asiduo lector a esta columna, estimado lector, sabrá de mi negativa a reseñar hamburguesas de carrito. Mi negativa se basa en que, a mi parecer, la gran mayoría de estas no califican, si quiera, como hamburguesas. Pagan justas por pecadoras, puesto que, evidentemente, hay buenísimas burgers que quedan fuera de mi radar por ello. Menciono esto porque en los últimos meses me han estado sugiriendo y he visto un enorme crecimiento de la cultura de los food trucks. Hasta ahora me había mostrado reticente a probar burgers de este tipo; sin embargo, han crecido tanto en popularidad y número que, me temo, no me he podido mantener al margen de ello. Se diferencian enormemente de las de carrito, por lo que decidí entrarle y comenzar por la exploración de este nuevo mundo. Esta semana me di a la tarea de probar la propuesta de Burger Lab Food Truck.
Uno puede escoger entre tres niveles de grasa que quiere para su hamburguesa, luego el tipo de bollo, el tipo de queso y complementos. Dentro de las opciones, escogí la C6 (la de mayor marmoleo): pan brioche, queso cheddar y, obvio, tocino. La carne es una mezcla secreta, con mucha grasa y con un sabor muy bueno. Todos los ingredientes son orgánicos y, como se puede probar, muy bien cuidados. La amalgama de ingredientes, sin duda, funcionó a la perfección. Es una hamburguesa muy competente, sabrosa y con la suficiente grasa como para no deshacer el bollo.
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