Industrias creativas y ciudad: seis puntos

Escribo esto a caballo entre miles de compromisos típicos y no tan típicos de esta época. Mientas la gente reza en la Basílica, yo debo atender a una convocatoria del Senado de la República y la Asamblea Legislativa para un foro sobre industrias creativas y ciudad, lo que me ha llevado a pensar lo siguiente:

1. Definamos industrias creativas como lo hace la Unesco, es decir, como los modos de crear, producir, distribuir y disfrutar bienes culturales. A partir de los años noventa, ha ido ganando la idea de que estos modos de producir bienes culturales generan una importante riqueza y crean las condiciones para que las industrias en general tengan ventajas comparativas con respecto a sus competidores.

2. Las industrias culturales tienen una doble naturaleza: generación de riqueza y empleo y generación de valores culturales, patrimoniales o artísticos. La cultura es generadora de desarrollo económico.

3. Los que saben de este asunto, asumen que son los gobiernos municipales (las ciudades) quienes desempeñan un papel clave en promoción de las industrias culturales. Las ciudades son el espacio más denso de interacción de personas e intercambio de ideas y productos culturales.

4. Si pienso en algunos eventos de este año, se me ocurren por lo menos tres ejemplos señeros: el corredor cultural Roma-Condesa, la Lonja Mercantil y la primera edición del Abierto Mexicano de Diseño. Sobre todo este último rebasó cualquier expectativa: durante un fin de semana, decenas de diseñadores abrieron sus puertas para mostrar que en el DF hay una fabulosa actividad creativa. El Abierto Mexicano demostró, además, que este tipo de actividades no sólo ofrecen una identidad local (“en el DF hay muy buen diseño”), sino que nos dan fama en el exterior.

5. OK, son ejemplos muy hipsters, pero son los que se me ocurren ahora. En cualquier caso, todos ellos surgen de abajo para arriba. El gobierno de la ciudad hace una labor mínima en la concesión de permisos y esas cosas. Pero no veo en la Secretaría de Desarrollo Económico o Cultura (pfff) una política clara. Creo que hay cancha para más. Buenos Aires, por ejemplo, tiene su Observatorio de Industrias Culturales, que genera información continua sobre esta actividad. Río tiene su propia incubadora de industrias culturales.

6. Así que le diré a los legisladores que deben mejorar en estos aspectos: 

a) Acceso a financiamiento para industrias culturales (este es un país sin créditos, y menos para emprendedores);
b) poner en marcha programas de entrenamiento para emprendedores culturales;
c) establecer mecanismos para poder entrar en contacto con otros emprendedores culturales del globo, pues la comunicación e intercambio de ideas son claves.

(GUILLERMO OSORNO / @guillermosorno)