Que un miserable hacker – dicen los medios – obtuvo de manera ilegal fotos de Jennifer Lawrence y de otras mujeres que habían almacenado sus imágenes en la nube. Y junto a la condena, claro, aparecen publicadas las fotos robadas. ¿Por qué? Porque así obtendrán visitas y un montón de clicks. Se trata simple y sencillamente del doble discurso de muchos medios de comunicación y de sus audiencias.
El tema merece atención porque exhibe un vicio que solemos evadir pero que es necesario asumir si lo queremos cambiar: que lo que en los hechos se promueve es lo mismo que a través del discurso se condena. ¿O cuántos de los medios que publicaron las imágenes se atreverían a defender en público la exhibición de las fotos robadas de una joven desnuda? Sin ir más lejos, ¿cuántos no se han manifestado en las últimas semanas en contra del bullying y del sexting como una forma de exhibición o chantaje?
Lo absurdo es que lo que se condena como un problema social se reproduce con un criterio comercial. ¿Qué diferencia hay entre exhibir las fotos de una estudiante y hacerlo con una actriz famosa?, ¿o por ser una celebridad se justifica todo?
Pues no, porque no es lo mismo que una persona conscientemente pose para una revista o salga sin ropa en una película, a un robo de imágenes privadas. Imágenes, por cierto, que tampoco fueron captadas en un lugar público como ha sido el caso de fotos tomadas por paparazzis.
Aquí estamos ante una violación a la privacidad. Y no vale el argumento de que es su culpa por tomarse las fotos y subirlas a la nube, porque eso es revictimizar a la víctima al hacerla responsable del abuso. Claro que el tema deja lecciones sobre la seguridad y el cuidado personal de nuestra información, pero ese no puede ser un argumento para justificar la invasión a la privacidad de nadie.
Digámoslo claro: condenar el robo, pero difundir las fotos es tan hipócrita como quien rechaza la violencia terrorista, pero la repite una y otra vez, o quien se indigna ante las grabaciones ilegales, pero las reproduce en horario estelar. En los hechos el mensaje es que esos contenidos serán premiados con toda la atención del mundo.
Y eso debería hacernos pensar a los periodistas y a los consumidores de información. Finalmente una reflexión: si los afectados fuéramos nosotros o alguno de nuestros seres queridos, ¿cómo reaccionaríamos?
Quizá valga la pena pensarlo la próxima vez que nos enfrentemos a un caso más de nuestra hipocresía.
P.D. Un mea culpa necesario. Un problema de comunicación con la producción de la “Agenda pública” en ForoTV hizo que al hablar de este tema se reprodujeran algunas de las imágenes robadas. Se pidió su retiro al aire.
(MARIO CAMPOS / @mariocampos)