La inocencia de Raúl Salinas ha puesto súbitamente en evidencia la inobjetable imparcialidad de nuestro sistema judicial, la radiante inteligencia y el liderazgo incuestionable del presidente Peña Nieto, la soberbia humildad de la Gaviota, la ética juarista de Videgaray, la vitalidad sobre humana de Murillo Karam, la intachabilidad de nuestras fuerzas armadas, la chiclocéntrica firmeza de Mancera, la autoridad comprobada de Alfredo Castillo, la serenidad tibetana de los maestros de la CETEG, la increíble credibilidad de los noticieros, la dignidad congruente del PRD, la honestidad valiente del Peje, la moralidad candente del PAN, la santidad perenne del PRI, la tranquilidad mística que nos da la policía, pero sobre todo pone de manifiesto la gran convicción del gobierno federal de acabar con la corrupción.
La jugada maestra del Plan Anticorrupción del presidente Enrique Peña Nieto no puede ser más genial. A partir de ahora todos los corruptos serán declarados inocentes por decreto. Así la corrupción se combate desde las leyes mismas que dejarán de considerar corrupto al corrupto. Señoras y señores, es tiempo de que el pueblo mexicano madure y entienda lo que la realidad nos ha puesto ante los ojos: la corrupción no existe… son los papás.
Raúl Salinas es el más alto exponente de esta nueva generación de mexicanos inocentes, mexicanos redimidos por este ánimo de acabar de tajo con este flagelo sin tener que hacer una cacería de brujas que lastime el ánimo nacional y que quiebre el carácter de nuestro presidente. El primer convertido a esta nueva fe es Raúl, pero la evangelización de los corruptos para convertirlos en inocentes continuará hasta borrar el más mínimo acto de corrupción en este país y darle la oportunidad a aquellos que han pecado de redimirse ante la sociedad renunciando al demonio de la corrupción y adorando al PRI todopoderoso. ¡Que no quede un solo corrupto a quien la justicia de este país no vuelva inocente!
Algunas voces informadas incluso mencionan a Raúl Salinas como el candidato favorito para encabezar la Comisión Anti Corrupción del gobierno federal ante su probada inocencia.
Hace años entrevistando a Rubén Olivares El Púas me dijo una frase inolvidable refiriéndose a Carlos Salinas, pero que hoy aplica también a su hermano Raúl: “Salinas nos quitó todo, menos lo pendejos”. Si Raúl Salinas es inocente, todos los mexicanos tendríamos que sentirnos culpables.