La Ciudad de México y la literatura son los dos ejes que con más frecuencia convergen en esta quincenal columna. Por eso, no puedo dejar de dedicar unas palabras a la aparición en nuestro país de El circuito interior. Una crónica de la Ciudad de México, del escritor y periodista estadounidense Francisco Goldman, publicado por la editorial Turner en su colección El Cuarto de las Maravillas.
La primera parte de El circuito interior parte de una idea acotada que luego se desborda de modo imprevisible: Goldman se propone escribir una crónica sobre el proceso de aprender a manejar en el DF, recorriendo la ciudad azarosamente a partir de un juego que involucra a la Guía Roji. Este proyecto, asociado a su necesidad de superar el encierro y el ensimismamiento que el duelo impone, lo lleva a salir de las colonias por las que habitualmente se mueve y a enfrentarse a una ciudad distinta, insospechada y salvaje.
“Por alguna razón, vivir mi complicado duelo en México fue una experiencia enormemente distinta de vivirlo en Nueva York. Quizá nunca haya encajado de verdad en esta última ciudad, nunca me haya sentido verdaderamente en casa ahí, y la soledad del duelo no haya hecho más que evidenciarlo. Quizá sólo sea que en Nueva York no hay cantinas”, escribe Goldman. Pero es interesante que, al mismo tiempo, tiene mucho cuidado de no caer en el cliché (muy del gusto de la mirada extranjera) de decir que México tiene una relación “gozosa” con la muerte. Más bien al contrario: se dedica a derruir ese cliché desde la descripción de la realidad social y política que lo rodea, en la que la muerte ha ido cobrando una presencia más y más abrumadora.
La segunda parte del libro adquiere un tono mucho más periodístico. Goldman toma una instantánea del DF y su agitación política en el lapso que va del surgimiento del movimiento #YoSoy132 hasta finales del 2013, con una atención especial y un seguimiento muy completo del caso de los 13 secuestrados del bar Heaven, en la Zona Rosa.
Goldman (que más recientemente ha publicado en el New Yorker una serie de textos sobre Ayotzinapa) se preocupa por recoger la muy silenciada voz de los familiares de las víctimas del caso Heaven en esta sección más periodística del libro que, sin embargo, sigue dejando entrever un recorrido muy personal y una escritura muy consciente de sí hasta la última página.
Crónica múltiple que se lee como novela, El circuito interior ofrece una visión distinta del DF, una visión que a un chilango de ánimo más apocalíptico (como yo) le puede parecer por momentos demasiado optimista, pero que se sostiene por una prosa de grandes virtudes narrativas y una exploración honesta de los terrenos oscuros del alma y de la urbe.
(DANIEL SALDAÑA PARÍS)