Hay quien las detesta: Yo las disfruto como niño cumpleañero en feria. Las ubicuas listas de lo mejor del año, en todas las publicaciones, recopilando lo más destacado en literatura, televisión, cine y música. Me encantaría entregarles una lista de lo mejor que vi en el 2013, pero muchas de las películas que más se me antojan probablemente lleguen a México en el 2019, así que ahí les va un Top Ten musical, ocioso y, por supuesto, subjetivo. Corran a descargar o dedíquenme una sonora trompetilla. Para eso estamos. Este año, mi grupo favorito sacó un álbum menos depurado que el anterior, pero sin duda valioso. Con Trouble Will Find Me, The National abandonó su coqueteo con la estridencia de High Violet y regresó a sus raíces de rock canoso y cincuentón. Enhorabuena. “Don’t Swallow The Cap” es la más elocuente de su nuevo repertorio, con una primera estrofa digna de Leonard Cohen.
Otro grupo que bajó peldaños fue Arcade Fire. Aunque Reflektor no tiene la consistencia melódica de The Suburbs, sigue siendo uno de los mejores del 2013 y una prueba de la asombrosa polivalencia que distingue a este grupo canadiense, capaz de llenar la pista con la misma destreza con la que exprimen lagrimales. ¿No me creen? Denle play a “Supersymmetry”.
Ya que entramos a terrenos melancólicos, una ronda de aplausos para “Song for Zula”, de Phosphorescent. ¿Coperacha para el prozac de Matthew Houck?
El premio a la mejor imitación de James Blake va para “Heart” de Darkside: algún montaje de gangsters saliendo de un tugurio está esperando a que lo musicalicen con esta rola.
Sunbather, el adorado disco de Deafheaven, amerita mención. “Irresistible” es una chulada. Hasta la puse de tono para despertar.
Es hora de nombrar a las moviditas. Pese a su lamentable apelativo, Chvrches es mi hallazgo predilecto del 2013. Sus canciones son gusanitos pop que entran al oído y no salen en semanas. Todo el mundo nominará a “Gun”, de modo que me iré por “Tether”: ochentera, adolescente y explosiva.
A riesgo de balar cual melómano borrego, nomino a “Team”, de Lorde y a “Instant Crush” de Daft Punk como los coros más infecciosos del año.
Ah, y a “King and Cross” de Àsgeir Trausti. Chocolatito a quien la escuche sin sonreír de lóbulo a lóbulo.
Cierro con “The Weight of Gold” porque me gusta escribir disfrazado de vikingo, en una recámara llena de nubarrones de humo, mientras pondero el fin del mundo (eso siento cuando escucho a Forest Swords; le debo una visita a mi analista).
Y con “Look at the Light”, del islandés Sin Fang. Nadie ha entonado la frase swallow me de una forma más alegre. Peculiar optimismo viniendo de un cuate que vive en un país tan hospitalario como una nevera.
(DANIEL KRAUZE / @dkrauze156)