“La muerte no es el fin”, por @drabasa

“When you’re standing on the crossroads
That you cannot comprehend
Just remember that death is not the end”.

Nick Cave

Si alguien pasó por afuera de la galería Kurimanzutto hace unas cuantas semanas seguramente fue testigo de algo inusual: camiones de carga ingresaban al interior de la galería y descargaban sobre la superficie casi total del recinto una inmensa cantidad de tierra. Días más tarde se anunció la inauguración de la primera exposición individual del rosarino Adrián Villar Rojas (permanecerá abierta hasta el 26 de abril), uno de los 26 artistas representados por kurimanzutto. El título de la exposición es Los teatros de Saturno y en el comunicado de prensa emitido por la galería se sugiere que el espectador sentirá como si hubiera “llegado a un nuevo planeta donde tanto lo natural como lo manufacturado son superabundantes”. La bizarra superficie sobre la que caminará el paseante sin duda insinúa que estamos caminando o en un tiempo o en un lugar diferente al aquí y ahora en la Tierra. Sin embargo el impacto que produce transitar por este meandro de un cuidadoso desorden de objetos, esculturas y frutas que se someten de forma inclemente a la erosión del tiempo ante los ojos del espectador, provoca también una sensación híper terrenal: el miedo a la muerte. Los restos de lo que podría ser un campamento gitano abandonado, las frutas que se pudren lenta pero consistentemente, recuerdan con calidez pero sin concesiones lo fugaz de nuestro paso por el mundo. Más que caminar por los suelos de un planeta alterno, andamos sobre una especie de cementerio de la memoria humana. En Los teatros de Saturno caminamos a través de los residuos de algún extraño rito sacrificial que condensa de manera simultánea las dos pulsiones que nos locomocionan: vida y muerte.

El proyecto de Villar parece más un happening o un performance itinerante que una instalación. “Basándose en la música, el teatro, el cine, el cómic, la cultura pop, la biología, la literatura y la ciencia ficción –nos dice kurimanzutto– el artista utiliza la escultura, el cine, el dibujo, la carpintería, la arquitectura, la orfebrería y la joyería como herramientas para su compleja investigación […] Trabajando con un equipo que viaja para construir el estudio nómada de Villar Rojas en cada nuevo proyecto, el artista ha construido una unidad de producción muy similar a una compañía de teatro”. Este mismo proyecto ha viajado a varios de los espacios más importantes del arte contemporáneo en todo el mundo como la Serpentine Gallery en Londres donde realizó una escultura en tamaño real de Kurt Cobain hecha con arcilla (que nomás exhibida comienza inmediata y voluntariamente a agrietarse) que convivía con una serie de instalaciones orgánicas simulando, otra vez, esa feroz dicotomía vida / muerte que detona, en palabras de Joseph Conrad, “ese misterioso mecanismo que sigue una lógica implacable con fines fútiles”, o sea, la extraña, compleja, fascinante e incomprensible danza de lo humano.

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 (DIEGO RABASA)