Una tarde de otoño del 2009 Teresa Ulloa, una activista que llevaba media vida dedicada a la lucha contra el tráfico de mujeres y niñas en América Latina, demandó a Gabriel García Márquez ante los juzgados porque éste quería llevar sus putas tristes (novela) a las pantallas de cine.
Unos días antes de la muerte del escritor en su casa del Pedregal yo había entrado a la oficina de Ulloa. Ese día, allá en un punto alto del Sur desde donde la ciudad de México se aprecia como una inmensa maqueta, ella estaba encorvada frente a la computadora redactando un texto en inglés que habría de enviar más tarde, al parecer, a Washington. Aunque nuestro encuentro tenía que ver con otro tema, no pude dejar de preguntarle sobre lo que había pasado con aquél juicio promovido contra el Premio Nobel de Literatura.
-La denuncia la sostuve siempre- me dijo la maestra con una mirada perturbadora proveniente de aquellos ojos grandes que parecía que iban a salir disparados en algún momento de la conversación.
Ulloa me dijo que por esas fechas buscó contacto con el escritor, pero que de su oficina le dijeron que no estaba en disposición de tomarle la llamada.
Lo que la especialista quería hacerle saber a García Márquez era que su denuncia no tenía ningún interés económico sino que, en su gremio estaban en disgusto por que la adaptación de la novela Memoria de mis putas tristes promovía y glorificaba el hecho de tener a niñas en los prostíbulos para ser accidentadas por el poder.
Además un personaje sui géneris estaba involucrado en el proyecto y hasta estaba dispuesto a aportar dinero para que se realizara: Mario Marín, el detestable “Gober precioso” que habría mandado capturar a la periodista Lidya Cacho después de que ésta descubriera una red de pederastas.
La conversación, sin embargo, entre García Márquez y Teresa Ulloa no se llevó a cabo jamás.
-Logramos que la producción se frenara- dijo Ulloa. No obstante, confirmó que tiempo después la historia se filmó.
“Mañana cumplo 90 años y quiero regalarme una noche de amor loco”, así empieza el fil con el protagonista que anda en busca de una jovencita virgen para festejarse. Ese es el proyecto que al menos las defensora de tráfico de mujeres y niñas no le perdonará jamás al Premio Nobel.
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(ALEJANDRO SÁNCHEZ / @alexsanchezmx)