La palabra perseguida, por @drabasa

Es parte del consejo editorial de Sexto Piso y del periódico quincenal La Ciudad de Frente.

Para POL y su equipo con cariño, admiración y solidaridad eterna.

El periodismo –y la palabra escrita en general– ha sido, históricamente, una de las armas de defensa más eficaces contra el atropello de los poderes fácticos, el encubrimiento y la mentira oficial, el crimen y la ilegalidad. No es una mera coincidencia que sea justo ahora, cuando nuestro país roza la debacle como nación, que este territorio se haya convertido en una verdadera pesadilla para los y las periodistas.

Las autoridades y algunas instituciones afiliadas al gobierno no sólo se han mostrado inoperantes, displicentes e incapaces en la gran mayoría de los casos de agresiones contra periodistas, sino que han participado activamente en crímenes contra ellos. Ante tal escenario, un grupo de periodistas se ha dado a la tarea de denunciar en un sitio web las agresiones que sufren asociadas directamente con el ejercicio periodístico que desempeñan. Un breve vistazo al sitiowww.periodistasenriesgo.com permite atisbar el problema en su entera dimensión: reporteros agredidos por la policía estatal en Guerrero, la desaparición de Moisés Sánchez en Veracruz (LEE LA COLUMNA: PERIODISMO EN VERACRUZ), golpiza y atraco por parte de miembros de la SSP-DF a integrantes de una radio comunitaria, el ataque a balazos sufrido por Adrián López, director del periódico el Noreste en Sinaloa y un trágico etcétera. Además, la iniciativa incluye la elaboración de un mapa en el que se pueden ver las agresiones cuantificadas y clasificadas por tipo, origen (si fueron comandos de civiles armados desconocidos, si fue la policía municipal, etc.) y localidad. Esto con la intención de que si un periodista viaja a una determinada región, sepa a lo que se atiene y sepa de quién debe cuidarse con mayor atención.

Ubicada en la calle de Citlaltépetl cerca del Parque México en la Colonia Condesa, la Casa Refugio, ofrece desde hace quince años vivienda, alimentos y protección a escritores que son perseguidos por sus posturas políticas en sus países de origen. La casa, además de convertirse en una especie de santuario de la resistencia, el combate y la libre circulación de ideas, funge como centro de reunión en el que se imparten cursos que van desde la poesía hasta la edición pasando por temas periodísticos, talleres de cine, recitales de música, presentaciones de libros, conmemoraciones de aniversarios y muchos eventos más.

Hoy en día, cuando la prensa nacional se encuentra asediada, mutilada, en casi total estado de indefensión, el valor de Casa Refugio se advierte en toda su magnitud. Imaginemos que los muchos periodistas, las muchas periodistas que han puesto en peligro sus vidas pudieran encontrar en alguna parte del mundo un espacio para darse un respiro, trabajar en un proyecto específico, reunir apoyo de la comunidad internacional, tener la oportunidad de trabajar sin el miedo a que te golpeen o te desaparezcan. Todo esto dentro de un ambiente vibrante, vivo y de estimulación cultural e intelectual permanente, donde circulan pero también se generan ideas, donde se combate la injusticia y se teje en silencio un clamor que se niega a aceptar que la realidad puede atropellar sin consecuencias incluso los principios más elementales a los que aspira cualquier ciudadano de un verdadero país.

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( Diego Rabasa)